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EN MI QUEHACER DE ESCRITOR
Por TEODORO J. MORALES.
Me inicie, como todo aprendiz; caminé a ciegas, sin saber dónde encontraría el horizonte de mis sueños. Empecé a escribir, en el momento en el que todo niño lo hace; y al empezar a leer, deletreaba las palabras – con dificultad; y poco a poco, me fui familiarizando con ellas, hasta llegar a conocer el significado de las mismas, y así de esa manera empecé a hacer mío su corazón y su verdad. Así, empecé a construir sueños y nacieron mis primeros versos; los que fui recogiendo en un cuaderno, como un sueño personal- hecho palabra; hasta que un día, en forma accidental, llegaron a conocer su contenido, y se rompió el secreto en el que los había guardado con cariño, esos escritos; y se conoció el mundo primero de mi expresión romántica.
Empecé a abrir mi corazón con inocencia, como un niño: las primeras letras de ese canto inicial- nacieron con inseguridad… me alegraba cuando conseguía escribir algo nuevo.
Los poemas posteriores, que se escribieron en los primeros años del setenta, los fui reuniendo en un libro, al que titule “POEMAS VEDADOS”. Ese libro, no se publicó. Nunca me pregunte, ni me detuve a buscar una razón, por qué no se hizo.
El primer libro que publique, es: “DIARIO CONFLICTIVO DE CLASE” (1974). Cuando lo hice, había duda en mí, si era poeta, o no. Muchos publican libros, los que, el mismo día que empieza a circular, termina su ciclo vital. Diría: nacen muertos. Nadie los toma en cuenta, y así como vienen pasan a mejor vida, Pensé que esa sería la suerte que le esperaba a mi primer libro, pero, el destino le tenía reservado algo que no imaginaba, lo que en definitiva significaría su existencia. A los pocos días de su aparición –los curas- desataron una feroz persecución al libro, porque según ellos, era un libro maldito; por eso, querían desaparecerlo. El libro –según ellos- no debía ser leído, era peligroso. Querían quemarlo en hogueras públicas. Maldicieron su suerte; y así de tantas cosas; pero, no imaginaron que todo aquello, de sí solo, haría que el libro consiguiera más notoriedad; y DIARIO CONFLICTIVO DE CLASE se leyó, se comentó, y ganó un lugar; e hizo- que aceptará que, en verdad, era poeta.
Los libros que publique posteriormente, vinieron signados con ese antecedente; y empezaron a correr por el mundo cultural con seguridad, y ganaron por mérito propio, un lugar, y aquí estamos.
De lo que me tocó vivir, puedo decir: La vida, me hizo silencioso y desconfiado. Por ello, quizá, mi corazón no volvió a abrirse, con la espontaneidad con el que se expresaba en un inicio. Han asesinado a la confianza. En este mundo, en el que se vive, el lobo trata de comerse a la inocencia con vestido y todo; muchos, por esas cosas, silencian sus sueños, o se incineran como bonzos en ese infierno, al que todos echan leña.
Mi trabajo de escritor, me permitió desarrollar reflexiones, con las que, voy formulando toda una concepción que da sustento a lo que escribo.
Hay necesidad de revisar el contenido que se le da a las palabras, con las que se construyen esas concepciones teóricas que las que se gobierna a los pueblos. Se han acostumbrado a dar una definición a todo, matándose la libertad a la expresión, tratando de que las aceptemos como verdades absolutas, por eso, en la educación, se enseñó a aprender las cosas de memoria. Eso hizo a que, mucha gente no entienda, cual es la real verdad que tiene la naturaleza de todo lo que existe; se aprende las definiciones que se dan, para repetirlas (luego) de paporreta, en acto de ostentación culta.- En cierto modo, yo mismo, empecé a aprender las cosas de la manera como lo hicieron todos, hasta que, me canse de repetir la incapacidad de mis mayores. Ese tránsito hacia el verdadero acto creador, no fue sencillo. No es fácil para nadie dejar una mecánica aprendida o, una costumbre que ha hecho carne en todos, para ser uno mismo.
Hoy veo las cosas con más propiedad: es mi visión, la que entrego; por eso mismo, creo en lo que hago. Es un paso para llegar a la verdad del corazón de todo. En esa dimensión, me fue posible llegar a la verdad de todo lo que existe.
Hubo en mí (como en todo él que han llegado a encontrar la luz), una edad de piedra. En esa etapa, las ideas las tomaba prestado a todos. El tiempo hizo que, a poco. fuera superando esas limitaciones que me esclavizaban. En este nuevo momento de realización en el que me encuentro, no me asustan esos monstruos fantasiosos que, como globos de ensayo, arrojan en todo sitio para asustar.
Escribo… como una necesidad de liberación. Ese mundo, lleno de prejuicios, que me limitó en un principio, fue cambiando a poco. Todo se fue transfigurando, y el milagro se fue haciendo en mí, me salva. Solo se, que: tenemos la obligación de hacer que nuestra expresión sea la verdadera consciencia del pueblo, que hay que asumir una posición crítica en todo, y para eso, hay necesidad de mantener nuestra independencia.
En definitiva sé que, hay que enseñar a nuestros hijos, que en la enseñanza (que reciben en las aulas), no se trata de aprender de memoria, no se trata de notas, se trata de recoger conocimiento. Se trata de capacidad efectiva: de pensar, de razonar, para estar en la capacidad de definir las cosas de mil maneras, sin que, por ello lo que uno expresa cambie la razón de ser que tiene cada una de ellas.
En los niños y los jóvenes, se encuentra depositada la esperanza de todos los pueblos, redoblen esa preocupación que tienen- de ser mejores, que el mañana será para ustedes de muchas satisfacciones; claro que, hay mucho que recorrer por delante, que nada los asuste. Nosotros, esperamos lo mejor de cada uno de ustedes.
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