viernes, 15 de octubre de 2021

OSITO RENE. Por JOSÉ BELTRÁN PEÑA.

 


                 OSITO RENÉ

 

 

Silencio: la naturaleza está hablando.

 

(En los locos años del sesenta todos los niños eran mis amigos,

las noches eran muy románticas en el Campo de Marte).

 

Mi madre se iba a estudiar

-s i e m p r e   se ha   q u e r i d o-

para no ser pisoteada, ni subordinada, ni marginada

por mi padre o por la carnavalesca sociedad

dejándome bellamente solo

en mi cuna blanca, en  mi casa grande

con mi osito René, quien era

mi Ángel de la Guarda.

No hablaba pero sí me conversaba

no comía pero sí me convidaba

no movía sus ojos pero sí me guiñaba

no se hacia la tata como yo

no se hacía la pichi como yo

pero sé que me amaba, era el centinela de mis sueños.

Al llegar mi madre toda apresurada y con más sabiduría

quizás me encontraba dormido abrazado a René

quizás lo tiraba a un rincón del celestial cuarto

para revisar amorosamente mi pañal, mi biberón,

mi temperatura, mis heridas

si no pasaba nada.

Así transcurrieron multicolores estaciones de tiempos,

crecí y mi madre era más maravillosa y

mi osito descolorido, manchado y hermosamente viejo

fue a brindar su incansable abrazo y viva compañía

-e s t o y    s e g u r o-

a un niño más pobre que yo.

Ahora comprendo que mi osito René

fue tan igual que mi perro Rintintin

que se si se cagaba y se orinaba como yo,

ambos amigos de verdad

Qué suerte de hombre!.

 

Hoy con la edad de Cristo

al pasar por el Hospital del Niño

al contemplar niños malitos

aferrándose a sus compañeritos de fantasías

rellenos de algodón, paja, retazos o basura

conejitos, patitos, perritos, ratoncitos, gusanitos, otros ositos

brotan de mis ojos dos claveles de alegría

uno por el recuerdo de René que ayudó a mi madre

y el otro, porque esos dulces niños

no están solos en su dolor

como en un punto de las montañas de las Cuatro Doncellas

un osito panda come su cañita de bambú

en compañía de mamá osa que cuida su libertad.

 

(Hoy las noches son menos naturales en el Campo de Marte

a inicios del siglo XXI los niños son otros).

 

 

 

 

 

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