martes, 15 de junio de 2021

ROSINA NOS ROCÍA CON SU NUEVA Y ALTA POESÍA Por WINSTON ORRILLO

 


ROSINA NOS ROCÍA CON SU NUEVA Y ALTA POESÍA Por WINSTON ORRILLO

 

“Mirar el mar y cavilar cosas”/ La vida es un accidente es un modo ilegítimo de hallarse/ entre el caos y el paraíso y experimentar ser bienhechora/ y estudiar antropología y suspirar por el amor fallido/ y los gatos maltrechos y los veteranos ofendidos…”

“9 de octubre” Che inconfundible como un astro verde olivo, eres el Quijote/ librando el sentido que te da la vida. Y caes también en la escuelita/ de La Higuera el 9 de octubre de 1967. Oh ironía, ¡pides que te disparen ¡ Tus ojos de cuarzo aún brillan : ¡Patria o muerte!”

                                                                                  Rosina

                                                                      

 

Soy un catecúmeno de su poesía: no recuerdo ya cuántas veces he escrito sobre ella y su obra impertérrita. Pues Rosina nunca se repite, porque abarca una temática plural, en (con) la que intenta aprehender lo  variado, lo multiforme que es el mundo en que nos ha tocado vivir (léase “padecer”).

Por eso, como militante pugnaz en un mundo multifacético accedemos a su poetizar en el lirismo puro, el amor desafiante en medio de lo multicultural y el desasosiego  de esa mujer-hembra que no tiene mucho tiempo de haber sido “descubierta”.

Porque ésa es una constante suya: la de  buscar, ahora, en este deslumbrante poemario, el origen de la especie y, en su caso concreto, la presencia de Venus en la caverna (Fondo Editorial de Cultura Peruana, Lima, noviembre de 1919) , el entrañable sello de un colega poeta.

El volumen, como lo dice la propia autora, “la rescató del infierno”, y por ello la gratitud  a sus amigas leales, a sus camaradas solidarios que la abrazan; y en especial a sus viejos amigos afectuosos que la abruman con su fraternidad: léase Alfonso Mendoza Fernández y José Li Ning Anticona, en particular, autor del enjundioso prólogo que nos orienta por los meandros de este volumen que, de suyo, tiene un lectura poliédrica.

La característica principal del poemario que hoy nos ocupa es su inabarcable horizonte: empieza en la caverna y accede a la estratósfera donde los hombres –nosotros- padecemos este vivir plural y básicamente injusto. Por ello la autora, que pertenece  una familia donde Gustavo, el padre, fue un militante de la causa de la vida, y un ser comprometido con el cambio social, lo que lo llevó al exilio mexicano; y tuvo la suerte de que, junto, permanentemente, se hallara la inmortal Violeta, paradigma de madre-camarada.

En fin, un poemario para largas degustaciones que contiene sendos homenajes al Che, a Máximo Velando, Malcolm X, a Lucho de la Puente, Violeta Parra y el ya mencionado, el eterno Che.

Pero así como nos hallamos con estos seres-símbolos, reconocemos  un “Canto de Jacobello del Fiore a la Virgen de la Misericordia”.

“Virgen Morena” es un sutil autorretrato de la autora, que debemos leer a pie juntillas, para reconocer y amar, aun más  su caleidoscópica personalidad, tan presente en su obra creativa.

Realismo y fantasía no tienen compartimentos-estancos, y Rosina los usa porque eso es lo que sucede en la vida de una autora que, libro a  libro, nos permite adentrarnos en su plural personalidad, que bien combina  con su tarea de exégeta de temas antropológicos que tanto le alababa el entrañable Pablo Macera.

Sabiduría y lenguaje ubérrimo, Rosina Valcárcel da, en esta su nueva obra varios pasos delante de ella misma ( hablamos de Venus en la caverna) por  su uso del lenguaje costeño, andino y, asimismo, amazónico.

Arquetipo de mujer comprometida, en el sentido más pleno de la palabra, ella es, a la vez, académica y adherida al mundo, cada vez más desafiante, de la actualidad.

En fin, no leer este libro solo por el mero  goce estético (que lo hay en demasía), sino como una llave que nos abre las compuertas de una creadora que,  a pesar de su ya vasta obra, siempre parece que está reinventándose.

Catedrática, directora de revistas, en una palabra toda una agitadora cultural, Rosina Valcárcel Carnero siempre nos deja con el deseo de una nueva obra que, lo sabemos, ya tiene en preparación.           Y es Premio “Palabra en Libertad” de la Sociedad Literaria Amantes del País que dirige, José Beltrán Peña.

Y acabamos con el inicio de “Venus en la caverna

1 ¿Quién fue mi madre, quién fue mi abuela?/ Al inicio soy una mujer muy alta de pasos firmes/ En las oscuras paredes de la cueva/ Muerdo mi lengua de jacarandá/ Y se la doy de comer a mi crío./ La falta de aire me abruma/ Y la sed me agita al atardecer”.

 

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