LA MONTAÑA EN EL PARQUE (*). Por WINSTON ORRILLO.
Tengo todos los muertos
En mi espalda: la música
Ha cesado. La montaña
En el valle, en el parque
Borrado, en la inválida
Casa. Tengo
Todos los muertos
En mi boca: la pared
Se caía, el polvo
Te horadaba
La garganta, los ojos. Tengo
Todos los muertos
En mis brazos: la tierra
Era una colcha
Azotada y absorta. Tengo
Todos los muertos
En mis ojos, y
El Amor fracturado
No cambió
Sus vendajes.
Tengo todas las uñas
De los muertos: se llamaban
Rosendo, Obdulio, Tupayachi.
Respondían ( llamadlos): Rupertos,
Juscamaytas, Condoris, Absalones:
Donatilas, Teodoras, Obdulias,
Fortunatas, Eladios, Clodomiros,
Eudosios, Catalinas:
¡Tengo todas sus uñas
Desde el fin de ese Mayo!
Tengo varios millones
De huesitos: mi
Casa es un osario, y mi pluma
Es de hueso
Y sangre seca y sucia
Ronronea en mi canto.
Y soy apostrofado, y
Los muertos reclaman
Su preclaro atestado, su
Crónica bruñida
Sobre cómo la tierra
Epiléptica, espuria
Abrió sus casamatas;
Y lobos y elefantes
De bíceps colosales
Trituraron aldeas, chancaron
Territorios, el aire
Inficionaron
Inaugurando el reino
Del barro endurecido, la
Comarca del cieno, la aldea
Del escombro, el villorrio
Del rústico
Recluta
De la muerte:
¡Tengo un solo
Estertor
Inexhaustible!
WINSTON ORRILLO
Perú, 31 de mayo de 1970
(*) Se trata de la montaña, El Huascarán,
Que cayera y se tragara, entero el parque
Principal de la bella ciudad andina de Yungay,
desapareciéndolo.
En total, en ese terremoto catastrófico,
conservadoramente, se calcula hubo 60 mil muertos…
Este poema se halla traducido a la lengua de Goethe.
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