POEMA; AUTOELEGÍA (*) Por WINSTON ORRILLO.
Veo pasar mi entierro
Y un hilo de agua
Fresca chorrea
De los ojos
Del lento mediodía.
Yo voy casi
Cantando: me alumbran
Los recuerdos
De un cielo
Que he asaltado
Y también
Ese charco
De miel
De los tus ojos.
Me acompañan (acaso)
2 perros vagabundos
La aurora
De mis hijos
Y el fuerte
Olor a tierra
De 4 obreros
Claros.
Lo demás
Es
Un sueño.
Mi país lo abandono
Contento
Y complacido:
Fui (con
Otros) causante
Del ruido
Que amedrenta
Y espanta
A los neutrales.
Me voy cuando
Han nacido
Jardines
Que abonamos.
Mi cuerpo
Será el humus
Para esos otros
Himnos.
Tal vez
Alguna fruta
Del árbol
De mañana
Tendrá
El sabor
Urgente
Del canto
Que hoy arranco
Y devuelvo
A mi pueblo.
Lo sé
Y lo reconozco
Ahora que camino
Tendido
Y preparado
Para la nueva
Vida.
WINSTON ORRILLO
La Calera, Lima, 34. Perú
(*) Con el gran poeta Arturo Corcuera -se nos adelantó en el viaje en pos de los arcanos del empíreo- conversábamos sobre la muerte de ambos y quién escribiría la elegía a quién. No hubo acuerdo. Entonces quedamos en que, cada uno, haría su propia elegía: éste es, por mi parte, el resultado.
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