martes, 25 de julio de 2023

TEORÍAS SOBRE LA TENENCIA, POSESIÓN Y DOMINIO DEL TÍTULO. Por VICTORIA PULGAR TABOADA.

 


 

TEORÍAS SOBRE LA TENENCIA, POSESIÓN Y DOMINIO DEL TÍTULO

 

Por VICTORIA PULGAR TABOADA.

 

Hay otras teorías como la de que el derecho de crédito compete al detentador o al poseedor de buena fe o al propietario del título. Cada una de ellas tiene sostenedores e impugnadores. Por ejemplo, de la primera se ha dicho que llega a considerar como dueño de la prestación al depositario, al mandatario al cobro, al acreedor prendario, al usufructuario, etc. A la segunda, que exige una posesión de buena fe para cobrar o para rechazar la reivindicación que fuera a hacerse del documento por un tercero, se le puede anotar, que no obstante presumirse que todo tenedor es de buena fe, el elemento subjetivo que involucra ese concepto repugna al principio de la materialidad, simple y llana, de la posesión, que es la que exige la ley. La tercera, en cuanto atribuye el derecho de crédito al propietario, al veto domino, se le puede criticar diciendo que el derecho sobre el TÍTULO puede ser diferente al derecho que incorpora el título, no obstante el uno estar dentro del otro en un "consorcio indisoluble"'.

"Es evidente que así puede surgir una discrepancia entre el que era el titular del derecho y el que es titular del documento. Si la legitimación, en cuanto potestad para el ejercicio del derecho literalizado en el documento, solo depende de la tenen­cia  e identificación personal, la transmisión del derecho no se realiza tan fácilmente, de modo que por un lado puede marchar la titularidad so­bre el documento, lo que implica ejercicio del derecho, y por otro la titularidad sobre el derecho, sin posibilidad de ejercicio" (ROSA, 1982) "la discrepancia entre ambas titu­laridades, a la que parte de la doctrina ha dado en llamar respectivamente "po­sesión material" y "posesión formal", se refleja en artículos como el 38 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que habla de propietario de un título nominativo no endosado y de propietario presunto, poniendo así de relieve que la legitimación descansa en una presunción.(PAZARES, 1992)"Todo el procedimiento de reivindicación de los títulos-valores requisa el reconocimiento legal de dos claridades en contradicción. Unas veces la titularidad sobre el documento (propiedad formal); otras, la literalidad de derecho (propiedad material)"'.

Precisamente porque quien demande el cumplimiento de las encarrilares no sea sino un aparente titular del derecho o del documento, los procedimientos tendientes a asegurar a quien haya sido víctima de hurto, destrucción de un título-valor nominativo   o a la orden, el rescate de él reconocimiento de los derechos en él incorporados (arts. 802 y 803).

Esto es tan cierto, o sea que la legitimación activa no necesita más que Ia posesión legitima y exhibición del título, que se ha llegado a sostener por sendos autores que el deudor está siempre dispensado de entrar en, investigación (sobre los conductos por los cuales llegó a manos del poseedor el TÍTULO), dominio, estándole incluso "hasta prohibido semejante investigación" (im razón ha escrito TENA que, "para legitimarse el acreedor, le basta exhibir el TÍTULO (sin que sea necesario demostrar que real y verdaderamente es propietario del mismo, y, por consiguiente, titular del derecho que menciona. Podrá no serlo en el fondo, podrá existir en su favor solo una apariencia, la apariencia que resulta de haber llegado el título a sus manos por el camino que para su circulación le han trazado la ley. Eso nada importa. Aquí la apariencia vale más que la realidad, La legitimación más que el derecho y, para emplear una terminología de VIVANTE la propiedad formal más que la propiedad material"'.

 

 

 

 

PERDIGONES. Por WINSTON ORRILLO.

 


PERDIGONES

Por WINSTON ORRILLO.

 

 

"Paramo / del / adiós / que / se /despeña."

"Soy / otro / porque / soy /tal /vez /el mismo"

"Salgo / de / mí / es / decir / vuelvo/conmigo"

"Imantado / por / ti / que / aún / no / naces"

"Escucho / yo / la / voz / que / me / gatilla: / la / voz / que / me / valida / y / me / yugula."

"Me / encrespo / al / despertar / en / la / otra / vida."


 

LA LLAMADA IZQUIERDA EN EL PERÚ... Por JORGE RENDÓN VÁSQUEZ.

 


LA LLAMADA IZQUIERDA EN EL PERÚ ¿QUÉ ES? ¿QUÉ HA HECHO? EL FUTURO

 

Por Jorge Rendón Vásquez

 

Definiciones aceptadas

Los términos derecha, centro e izquierda se han generalizado en el siglo XX, galopando sobre la división de la Asamblea Nacional francesa, luego 1789, entre quienes estaban por la revolución, que ocupaban las bancas de la izquierda, y quienes defendían al rey, que ocupaban las de la derecha. Pero, en el siglo XX, se les ha atribuido otras significaciones. A los partidarios de dejar la sociedad y el Estado como son, manteniendo los privilegios de las clases ricas, se les ha denominado en conjunto derecha; y, por el contrario, se ha designado como izquierda al conjunto de quienes quieren las reformas sociales que den como resultado una redistribución de la riqueza, por lo general moderada. En el fondo, los mentores de tales definiciones —ciertos intelectuales y el poder mediático europeo— se propusieron con ellas desterrar del vocabulario político los términos socialismo, comunismo y anarquismo que, de un modo u otro, suscitaban la idea de una revolución social.

 

Esas definiciones en el Perú

En el Perú, solo a partir de las primeras elecciones municipales de la década del ochenta, el poder mediático poseído por la oligarquía comenzó a designar como de izquierda a las agrupaciones que se reunieron en la Izquierda Unida y llevaron a la alcaldía de Lima a Alfonso Barrantes Lingán. Pero con esa denominación, el poder mediático ha buscado insuflar en lo que se denomina la opinión pública desde las ideas de improvisación y desorden hasta las de terrorismo. Contrariamente, según ese poder, el término derecha sugiere el orden, la paz social, la experiencia y un conservadorismo decente. A quienes no están del todo en esta derecha, los coloca en un púdico centro, bastante aceptable para él. En definitiva, con la clasificación derecha, centro e izquierda queda erradicada de la nomenclatura política la realidad de una sociedad dividida en clases sociales antagónicas y la necesidad de un cambio social a favor de las clases subyugadas.

Siendo la razón de ser de las agrupaciones de derecha, centro e izquierda, aceptada legalmente, la posibilidad de llegar al control del Estado para sobreponerse desde allí a la sociedad civil se debería suponer que, por lo menos, sus dirigentes conocen bastante bien la composición de la sociedad, su estructura económica y sus superestructuras política, legal y cultural y que, por lo tanto, cuentan con planes de gobierno y proyectos de leyes que hagan posible sus propósitos. Como el manejo del Estado ha evolucionado hasta convertirse en una actividad de profesionales aplicada a sectores muy diversos y complejos, debería ser obvio que los dirigentes de las agrupaciones políticas o algunos de sus militantes tienen la aptitud, los conocimientos y el nivel para dirigir a esos profesionales.

En nuestro país, no es así. La experiencia demuestra que solo algunas agrupaciones de derecha y de centro tuvieron (y ¿tienen?) algunos de esos dirigentes, por su cercanía histórica con el Estado al que tradicionalmente han manejado como cosa propia en representación de la oligarquía dueña de la mayor parte del poder económico. Y no han necesitado planes ni proyectos de cambio, puesto que para ellos la sociedad, la economía y las leyes no deben cambiar; les conviene dejarlas como están y que evolucionen solas, ya que les permiten continuar usufructuando la riqueza creada por los trabajadores, como hace siglos desde la conquista hispánica, aunque con nuevas formas. Más aún, en nuestro país, al poder empresarial no le ha convenido fomentar la organización de partidos políticos dirigidos por miembros de sus familias y ha preferido alquilar o financiar partidos organizados por aventureros a los cuales les ha sido relativamente fácil obtener el voto de ciudadanos manipulados por su propaganda y el poder mediático.

Pero tampoco los partidos y movimientos de la llamada izquierda han tenido un cuerpo de proyectos para cambiar de alguna forma nuestra sociedad y darles a las clases dependientes un nivel de vida mayor, los servicios públicos que necesitan y la posibilidad de elevarse profesionalmente. No los han tenido porque, por lo general, sus dirigentes desconocen la realidad social, carecen de una ideología coherente con esta que les señale los caminos hacia los cambios que se requieren, e ignoran el manejo del Estado. En suma, nunca se formaron para intervenir de manera competente en el juego político. Excluyo de esta caracterización al grupo de militares y civiles reunidos en el movimiento velasquista que realizaron los cambios más trascendentales de nuestra historia en los planos de la economía y del Estado.

 

Los fracasos de la llamada izquierda

La llamada izquierda accedió masivamente a intervenir en el Estado con las elecciones de 1978 para constituir la asamblea constituyente. Se presentó dividida en 7 agrupaciones que obtuvieron 35 representantes sobre 100, lo que era bastante. Sin embargo, en el curso de las sesiones, casi todos ellos no supieron de lo que se estaba tratando; y ello porque sus disquisiciones nada tenían que ver con nuestra realidad y mayormente con la realidad de ese momento. De hecho, el contenido del proyecto de Constitución, cuyas líneas generales fueron propuestas por el gobierno militar, de conformidad con el Plan Inca, fue manejado casi totalmente por los representantes del Partido Popular Cristiano (25 representantes) con el acuerdo de algunos representantes del Partido Aprista que había obtenido 37 votos. Fue una excepción el capítulo sobre el trabajo que propusieron los representantes dirigentes de la CGTP y que fue aprobado casi totalmente por el voto de los representantes de la izquierda y del Partido Aprista que eran dirigentes sindicales.[1]

En las elecciones de 1980, los seis grupos de la izquierda obtuvieron el 14.2%; y en las de 1985, la Izquierda Unida, integrada por seis grupos, logró el 25%. Sin embargo, su actividad en el Congreso de la República fue nula.

En las elecciones de 1990, los grupos de izquierda, divididos en  una Izquierda Unida y otra Izquierda Socialista consiguieron en total 9 senadores y 19 diputados. Todos ellos aprobaron las disposiciones del Congreso de 1991 que autorizaron al presidente Fujimori a introducir el neoliberalismo en el Perú, reduciendo los derechos sociales que el gobierno de Juan Velasco Alvarado les había dado a los trabajadores, privatizando casi todas las empresas del Estado y otras medidas correlativas.

Luego, los grupos de izquierda se redujeron hasta desaparecer la mayor parte y los demás a subsistir como pequeñas sectas. En las elecciones de 2011, el Partido Nacionalista de Ollanta Humala concedió algunas candidaturas a uno o dos grupos de estas de las cuales salió un representante.

En las elecciones de 2016, algunos grupos de izquierda apoyaron la candidatura a la presidencia de la República de una exmilitante del Partido Nacionalista que fue sugerida y relievada por el poder mediático como una opción controlable para neutralizar a una masa votante disconforme con su situación que podía llegar al 30% o más.

Las elecciones de 2021 dieron un resultado sorpresivo. Perú Libre, un pequeño partido de profesionales provincianos autodeclarados de izquierda, ganó la presidencia de la República y colocó a 37 representantes en el Congreso de la República sobre un total de 130. Fue una hazaña histórica, puesto que, por primera vez en la historia del Perú republicano, un hombre del pueblo, meztizo y trabajador llegaba a la primera magistratura de la nación. Era evidente que la oligarquía blanca, su poder mediático y sus aliados en las agrupaciones políticas, incluidos muchos de la izquierda capitalina, a la que se ha denominado caviar, no podían admitirlo y comenzaron a actuar para sacar del poder a ese maestro de escuela. Y lo lograron finalmente con la cooperación aberrante de este al leer un comunicado en el que anunciaba que disolvería el Congreso. Aunque esta lectura no configura delito, puesto que no lo hizo ni podía hacerlo, ni hubo tampoco rebelión y ni siquiera una tentativa de esta, los grupos de derecha, centro e izquierda en el Congreso de la República convirtieron ese comunicado en una causa de vacancia de la presidencia de la República y dieron un golpe de Estado: no solo destituyeron ilegalmente a Pedro Castillo, sino que lo enviaron a prisión donde se halla ahora.

La victoria de Perú Libre, en 2021, fue seguida de su fracaso en términos reales. Ni el Presidente de la República al que habían postulado ni sus representantes en el Congreso demostraron estar capacitados para el ejercicio de las funciones de gobierno, ni para enfrentar la campaña que contra ellos emprendió la oligarquía blanca, los grupos de derecha y de centro que la representan en el Congreso de la República y sus aliados directos e indirectos en la izquierda. En lugar de mantenerse unidos, Perú Libre y Pedro Castillo se prestaron al juego del ataque demoledor de la derecha y el poder mediático y se separaron. Juntos por el Perú contribuyó a esta separación al condicionar su apoyo a Castillo a dejar de lado a Perú Libre. El presidente de la República se rodeó de personajes de confianza menos que mediocres que posibilitaron la infiltración de algunos que querían obtener algo. Y, tanto la presidencia de la República como los representantes al Congreso de Perú Libre cerraron las puertas a la cooperación de los intelectuales y otros profesionales que podían suministrar ideas y proyectos de cambio necesarios y factibles.

En suma, estamos ante otro fracaso histórico de la izquierda o de los grupos que si titulan tales: Pedro Castillo encerrado en una prisión; Dina Boluarte, candidata a la vicepresidencia de la República por Perú Libre, entronizada en la presidencia por la derecha; Perú Libre y Juntos por el Perú dándole a la derecha los votos en el Congreso para vacar a Castillo y aprobar proyectos de ley lesivos a quienes votaron por ellos. La deslealtad enarbolada como bandera política.

 

Una mirada al futuro

Con este panorama de fondo, las multitudes provincianas que llegan a Lima a exigir que Dina Boluarte deje la presidencia, que haya elecciones inmediatas y que se convoque a una asamblea constituyente no encajan en las posibilidades legales y materiales para que suceda eso que piden. Si esas multitudes estuvieran inspiradas por una ideología y los correspondientes proyectos de reforma social, elaborados por intelectuales que conozcan a fondo la realidad social y sepan definirlos, el Perú estaría a las puertas de una revolución social. Pero no lo están. Si se supusiera que Dina Boluarte renunciara a la presidencia y hubiera elecciones ya ¿por quiénes votarían esas multitudes que protestan? Tendrían que votar por los partidos políticos inscritos, es decir por los mismos contra los cuales ellas protestan y por algunos otros resucitados por la oligarquía y el poder mediático, puesto que, excepto Perú Libre y Juntos por el Perú, las agrupaciones de la llamada izquierda carecen de inscripción y, por lo tanto, están fuera del juego. Es verosímil, además, que cada una de ellas nunca podría llegar a reunir las 28,000 firmas que se requieren para ser inscritas en el padrón de partidos políticos.

Con la exigencia de convocar a una asamblea constituyente sucede otro tanto. ¿Qué proyecto aprobarían los grupos de la llamada izquierda y algunos personajes espontáneos si fueran elegidos para integrarla? ¿Lo redactarían ellos o los representantes de la derecha y del centro? Si los sectores populares quieren una nueva constitución lo primero que deben hacer es encargar la redacción del proyecto a los profesionales que puedan hacerlo y tengan sus mismas inquietudes, y luchar por él.

En consecuencia es de prever que los grupos de la llamada izquierda continuarán su yerma vida como pequeños cenáculos o sectas o como ermitaños, rivalizando unos con otros, y odiándose por considerar a los otros apóstatas.

Ante esta perspectiva, parece obvio que las clases trabajadoras, los profesionales y los intelectuales, si quieren mejores servicios públicos, una redistribución equitativa de la riqueza social y las oportunidades de promoverse socialmente, tendrían que resetear su ámbito político, hallar una ideología de la que dimanen los proyectos de reforma que hagan posible esos cambios, organizarse con confianza y disciplina en un nuevo movimiento político y promover la formación de los cuadros que los dirijan.

(Comentos, 23/7/2023)



[1] Tuve a mi cargo la elaboración de este proyecto a pedido de los dirigentes de la CGTP.

 

 

 

MÉXICO LINDO Y QUERIDO. Por Eduardo González Viaña

 


MÉXICO LINDO Y QUERIDO

Por Eduardo González Viaña


“México lindo y querido: si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”.

 

En mis recuerdos, asocio esta canción con los dos únicos cines que había en mi pueblo. En uno de ellos solo se proyectaban películas mexicanas. Nos llamaba la atención que los personajes de aquellas proyecciones fueran tan parecidos a nosotros y que sus paisajes, incluso, no necesitaran “disfraz” alguno para que los identificáramos con los nuestros.

Pienso que el cine mexicano nos hizo latinoamericanos. Diseñó para nosotros una nacionalidad más vasta, además de la peruana, donde la gente no solo habla el mismo idioma, sino que se identifica y reconoce en historia, problemas, aventuras y alegrías similares.

Pedro Infante, Jorge Negrete, Cantinflas, María Félix, Dolores del Río, Elsa Aguirre y Silvia Pinal, entre otros actores, vivieron entre nosotros y nos hicieron sentir que su mundo era el mismo que el nuestro. Acaso nos mostraron también lo que significa ser latinoamericano.

Recuerdo esto a raíz de que algunos medios de prensa actuales se están esforzando por producir notas desagradables sobre el país azteca y su presidente; aunque, por más que lo intenten, no lograrán trastocar nuestra sensibilidad más profunda.

Aquellos medios y periodistas tal vez suponen que, con ofensas y gratuitos ataques, apoyan al gobierno peruano en el diferendo que sostiene con AMLO, el mandatario mexicano.

Para nadie es un secreto que la razón de estas discrepancias se encuentra en la concesión del asilo político al destituido presidente Pedro Castillo. Sin embargo, resultará muy difícil, si no imposible, que por tal camino se cambie esa decisión, toda vez que el país de Zapata, de Diego Rivera y Frida Khalo, entre otros grandes, mantiene y respeta una antigua tradición humanitaria de extender el asilo a los perseguidos del mundo.

Recuérdese entre quienes recibieron el amparo de México a Giuseppe Garibaldi, José Martí, Víctor Raúl Haya de la Torre, Hortensia Bussi de Allende y León Trotsky. Y esa lista no termina si añadimos también los nombres de Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Luis Buñuel, León Felipe y Rigoberta Menchú.

En los días feroces de la captura de España por el nazi-fascismo, vale decir por Francisco Franco, barcos enteros llevaron a los puertos mexicanos a unos 120 mil españoles que huían de la sed de sangre del dictador, ya que después de la derrota, tan solo se dibujaban para ellos la cárcel y el patíbulo en la patria o los campos de concentración en la Europa ocupada.

Piénsese también en los millares de niños judíos que tuvieron que huir de Hitler tan solo por no pertenecer a la supuesta raza superior. De no ser por el apoyo mexicano, el barco en el que viajaban tendría que haberlos llevado de vuelta a un campo donde los esperaba el horno crematorio.

La preocupación del actual presidente de México no es nueva. Proviene, como vemos, de una larga tradición que convierte a este país en líder en el mundo en cuanto concierne a la defensa del derecho humanitario.

Además, hay reciprocidad en la preocupación mexicana. Cuando ese país fue invadido por los imperios europeos, el joven embajador peruano Manuel Nicolás Corpancho arrendó decenas de casas, albergó en ellas a los patriotas y levantó la bandera peruana para concederles asilo.

El gobierno de Maximiliano lo echó del país en 1863, al mismo tiempo que lo acusaba de entrometerse en asuntos internos del país, condenaba su supuesta conducta terrorista y calificaba su actitud de “en extremo hostil.”

El embajador peruano se fue el 9 de septiembre de 1863. Se embarcó en Veracruz rumbo a La Habana.

La nave fue consumida por un extraño incendio y allí terminó Manuel Nicolás Corpancho, cuando no tenía ni 33 años.

De regreso al poder, Benito Juárez proclamó su gratitud a nuestro país decretando que todos los peruanos tenían también nacionalidad mexicana.

Por eso, somos peruanos y mexicanos a la vez y, alguna vez tendremos todas las nacionalidades de una América unida por su identidad histórica.

Mucho nos ha enseñado el viejo cine mexicano y con inmensa gratitud podemos seguir cantando “México lindo y querido…”

 

lunes, 17 de julio de 2023

RELACION DE ESCRITORES PARTICIPANTES A LA ACTIVIDAD DEL 21 DE JULIO / HOMENAJE A LILY CUADRA.


                                                                

                                                              LILY CUADRA


 

La SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS, 

 


da a conocer la relación de los participantes a la actividad literaria del 21 de julio, a realizarse en el Centro Cultural de la Municipalidad de Jesús María, sito en la Av. Horacio Urteaga 535. Jesús María. 



 

a las 6. 30 pm, el cual consiste en un Homenaje / Premiacipon con la Medalla PALABRA EN LIBERTAD 


 

a la escritora, LILY CUADRA, 

 


 

presentación del libro doble confeccionado para dicha actividad, 


 


 

 

y el gran recital-musical, con todos los seleccionados

 

RELACIÓN DE LOS ESCRITORES SELECCIONADOS

Alandia Valenzuela

Alfonso Jara

Byron Isacio

Carlos Rojas Galarza

Carmen Arrese

Charo Arroyo

Clotilde Ofelia Huamán Amaya

Dorita Murrugarra

Elizabeth Frías Córdova

Elizabeth Monopoli Acker

Eusebio Miranda Peña

Faride Sansur Velarde

Giovana Elizabeth Tarazona Sandoval

Helda Váldez Vílchez

Iran Zucra

Isaac Soto Gamarra

Iván Romero Silva

Janet Navarro Gálvez

José Beltrán Peña

José E. Chocce

Juan Milla Jara

Juan Rodríguez Jara

Julio Vargas Castaños

Liliana Miranda

Luile Eckmann

Luis Padilla Mariátegui

Luisa Cámere Quiroz

María del Carmen (Pocha) Ulloa Campoverde

Miguel Pinto Zevallos

Miluzka Vera Mendoza

Nancy Zamora Vidal

Patricia Guisse Castellano

Regina Oliveira Devi

Rocío Martínez Bustillos

Rodolfo Dondero Rodo

Roger Casalino Castro

Romanac Alvarado Cano

Rosamarina García

Teodoro J. Morales

Victoria Pulgar Taboada

Vilma Chávez

Vladimir Villavicencio Ängulo

 

Muchas gracias a todos por su importamte presencia y participación.

Atentamente:

José Beltrán Peña.

Director-Fundador de la Sociedad Literaria Amantes del