SOBRE EL PREMIO PAPÁMOR (PEDRO BELTRÁN)
Cuando José Beltrán me invitó a escribir sobre la relación padre- hijos como parte del nacimiento de este premio en memoria de Don Pedro, le dije: que te puedo decir sobre ello, mi padre falleció cuando era niña, y lo conocí a través de los ojos de mi madre y mis tíos, fueron ellos precisamente los que me dieron el ejemplo de lo que es ser un buen padre.
Mis tíos eran en realidad mis tíos abuelos, eran los hermanos de mi abuelo por parte de mi mamá, ella era como su hermana menor, y el gran amor que le tenían era manifiesto sobre todo cuando mi madre viuda con cinco hijos enfermó y estuvo hospitalizada en cuidados intensivos durante tres meses, tiempo en el cuál mis tíos: Paul, Wil, Calín y Cholo nos cuidaron, turnándose en llevarnos al colegio, preparando las comidas, lavando nuestras ropas, y sin dejar de cuidar a sus propias familias, éramos cinco niños entre doce y dos años solos en un departamento, que gracias a su compañía a darnos consuelo con las noticias que día a día traían del hospital, sentíamos esperanza del retorno de mi mamá.
Aún hasta adulta conversando con mis tíos me cuidaban y aconsejaban, ellos me incentivaban a escribir, en especial mi Tío Cholo que también escribía y pintaba un poco, decía que había heredado el gusto del arte por él, mi Tío Calín esperaba que escribiera la historia de la familia. La partida de cada uno de ellos fue muy difícil, parte de mi propia historia se iba con ellos.
Y que mantengo como recuerdo de mi padre, su cuadro aún sigue en la sala, donde luce (siempre joven) orgulloso su medalla de graduación como Doctor en Economía de la San Marcos, mis tíos abuelos lo conocieron bien y siempre mostraron respeto al hablar de él, que era inteligente, bondadoso, vivaz, mi mamá decía que nos amaba a más no poder, un hombre que se hizo a sí mismo y como muchos peruanos logro salir adelante, hasta que se fue de este mundo.
Se dice que las hijas son las engreídas de los padres y los hijos lo son de las madres. Creo que indistintamente todo niño necesita del amor, aprecio y respeto de sus padres. Como hijos siempre necesitaremos de su presencia para saber que tenemos ese amor incondicional que no juzga, que nos conoce más que nosotros mismos.
Estaba escribiendo esto al principio:
Padre la figura de fuerza en un hogar, la sociedad mantiene a los hombres en un constante superarse, sobrevivir con sus familias; el stress es alto para lograrlo, muchas veces no se ve toda la responsabilidad que recae sobre él. Conseguir que el trabajo esforzado sea un ejemplo para sus hijos, su forma de enfrentar la vida con valor con honor con fe en Dios, es el legado invisible impregnado en su existir.
Estar al lado de él es crucial. No siempre como hijos queremos seguir sus consejos, que buenamente nos dan, para evitarnos pasar por lo que ellos vivieron, es ley de la vida que uno aprende de sus errores, y siempre a pesar de las equivocaciones estarán ahí, para darnos una mano, para cuando lleguen los hijos y se vuelvan los abuelos engreidores.
Pero no podía hablar del motivo de este premio, sin mencionar a los padres que pasaron por mi vida.
Y sobre Don Pedro Beltrán que puedo decir, era un peruano trabajador, de la misma generación de mis tíos una generación que vivía el respeto, el amor y unión familiar, un hombre de fe, que amo mucho a su familia que sufrió primero la ausencia de un hijo, luego la de su amada Hortencia, que tenía en su hijo José la compañía amorosa de sus últimos años, cuidando de sus mascotas Richard y Valentín, queriendo ser útil hasta el final.
Me parece justo José que establezcas este premio con en bello nombre que inventaste, PAPÁmor, como recuerdo de su memoria, detrás de cada artista hay un padre natural o por adopción, que nos motiva a seguir en la lucha por el camino buscado. Ellos son los escritores de nuestras vidas.
Chincha / Ica
7/8/23
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