Palabras de Blanca Varela sobre el poemario, Oscuro cauce del agua de Otrilia Navarrete.
OTILIA NAVARRETE.
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Alguna vez me he atrevido a decir que la poesía no es una actividad que elegimos por voluntad propia. Al leer los poemas de Otilia Navarrete, pienso que no me he equivocado, La poesía es quien escoge, para bien o para mal, a su prole. Cuando en su sensible y riguroso libro la autora dice: “fui tocada por el vuelo oblicuo de unas alas” o habla de “aquel roce celeste en mis (sus) mejillas”, presumimos que se está refiriendo a “eso”, a la poesía como posesión y al vacío que desplaza su ausencia; vacío que, contrariando toda ley, toda razón, condiciona su ser. Bastará decir, al concluir la lectura primerísima de “Oscuro cauce del agua”, que nos hemos topado con una auténtica y empecinada buscadora de signos en un circo demasiado oscuro, demasiado brillante, donde nadie, sino ella, sabe que no existe la red.
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LOS POETAS: Eduardo Arroyo, Graciela Briceño, Otilia Navarrete,
Marita Palomino, Atala Matellini y José Beltrán Peña.
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