Winston Orrillo nos ha entregado dos libros recientes: Poemas concisos y el 2do
libro de Benita. Estas breves líneas tratarán de aproximar al lector al
discurso creativo de uno de nuestros poetas más originales, prolíficos y
creativos de la literatura peruana actual.
Sobre Poemas concisos debemos
decir que la poesía, a diferencia de la narrativa, requiere concisión. Winston
Orrillo la lleva al extremo del universo creador. Sus poemas son tan concisos
que no pasan de media línea. Pero no se crea que, por eso, su calidad mengua,
no. Todo lo contrario.
Estos poemas breves, brevísimos,
reflejan la madurez del autor, que es capaz de encerrar en diez palabras un
discurso total, sólido, penetrante, como cuando dice: “Emerjo de mí mismo y me
saludo”. Al más puro estilo de Walt Whitman, pero sin dejar de ser él mismo,
escribe poesía.
Un segundo argumento de la
concisión es la belleza que encierra un poema: “Aleve este viernes carcomido”.
Me recuerda los versos de nuestro cholo genial, poeta universal, César Vallejo.
El mérito de este libro de
Orrillo consiste en que nos entrega, casi en diez palabras, y repetido
incesantemente, una metáfora un ejercicio tenaz de la mejor literatura. Por
algo lleva más de medio siglo escribiendo poesía. Y no deja de sorprendernos.
El 2do libro de Benita usa, como
pretexto para entregarnos más poesía, a su gata, compañera de escritorio y de
vida. Los gatos, se sabe son mamíferos muy peculiares, silenciosos, observadores,
íntimos.
“Y convertirme en gato, de
acuerdo a tus deseos…”
La poesía no se logra en el
alboroto. Para crear hay que observar y sentir el entorno. La poesía en el
diálogo interior con uno mismo. Benita es, pues, un buen efugio, convertir en
su musa creadora. Honor a la célebre felina.
Benita es la vida. Representa
todo lo que vive. Los gatos escogen a sus dueños y no al revés. Benita te
escogió, Winston, para acompañar con su ronroneo el discurso melodioso de tu
pluma.
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