La destacada poeta, Verónica Morante Rossel
con su hijo, el joven, Gonzalo Núñez Morante,
quién ya no es una promesa sino una feliz
realidad como actor.
DE REGRESO
Inclino la cerviz
y los latidos ante ti,
paridora asistida por el poderoso wayra.
Tus lágrimas convertidas en lluvia
germinaron en amoroso coro
a esta hija tuya
hueso y músculo
de tu milenaria existencia
olor y sangre de tu raíz
piel y nervio
extraída de tus entrañas.
Me bebí el cielo, el temporal y las nubes
para ofrecerme
beso en brisa fresca
y sonrisa en olor de hojas
a tu fatigado corazón.
y los latidos ante ti,
paridora asistida por el poderoso wayra.
Tus lágrimas convertidas en lluvia
germinaron en amoroso coro
a esta hija tuya
hueso y músculo
de tu milenaria existencia
olor y sangre de tu raíz
piel y nervio
extraída de tus entrañas.
Me bebí el cielo, el temporal y las nubes
para ofrecerme
beso en brisa fresca
y sonrisa en olor de hojas
a tu fatigado corazón.
Y te canto
y te cuento:
Unté a la
piel
olor susurrado
en notas de tibia exhalación de eucaliptos
dormí extasiada
con tu latido de tierra retenida en las
manos
grabé mis
ojos
en la piedra azul y el camino arduo.
Volaron araña, grillo y mariposas,
luciérnagas decantaron los secretos
en boca
de la carne
del corazón
de lilium y jazmín
y te cuento:
Unté a la
piel
olor susurrado
en notas de tibia exhalación de eucaliptos
dormí extasiada
con tu latido de tierra retenida en las
manos
grabé mis
ojos
en la piedra azul y el camino arduo.
Volaron araña, grillo y mariposas,
luciérnagas decantaron los secretos
en boca
de la carne
del corazón
de lilium y jazmín
En noche húmeda de viento
fui la amante
del árbol frutado florido
Ardiente y febril
me elevé a montañas nevadas
fui la amante
del árbol frutado florido
Ardiente y febril
me elevé a montañas nevadas
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