martes, 21 de junio de 2022

POR EL MUNDO, MADRE. Por RICARDO GONZÁLEZ VIGIL

 


POR EL MUNDO, MADRE 

Por RICARDO GONZÁLEZ VIGIL

Por la selva, madre,
paseabas tus entrañas cincelando.
Esperando, fatigada, en tu silla
-de madera las hacían y con flores-,
en tus horas agobiadas, en tus sueños, en el
mundo, madre, umbrosa,
aprisionada de pájaros, colores
y de risas.
Te llamé -en tu silla, algo me dice,
reposabas-.
Tus valles me rodeaban tus colinas,
hace veinte años
de vida, tu lentitud de jardín esperando,
y unos meses
Grávida bajo el azul
naciente, color firmamento,
tu mirada
de cariño privativo, descansando,
-las lentas aguas
del sol-,
y bajo
el mediodía.
-Y era sensación nada más, latir, principio-,
ansioso te llamé
hablador tembloroso, mi voz
en cautiverio por entonces, informe
te llamé, falto de idioma.
El sol y el mediodía
-tu silla ya no existe- continúan,
el mundo despoblándose de plumas
y sonidos.
Ya no sé cómo llamarte
-los días con ausencias los días
y alegrías han pasado
con temores-.
Apenas te imagino
sudando entre trinos, entre luces,
edificándote
a ti a abuela (y bisabuela) edificándome
para que
con pájaros, colores, te acompañe,
y alegrías expresables.
Mis años juveniles, madre,
las palabras de tu rostro.
hasta ahora no he aprendido a pronunciarlas,
¿me perdonas?
Desde entonces, en tu silla de jazmines,
dibujando,
hilándome, apenas te retengo, hilándonos
para que se consoliden
mi garganta, tus entrañas, para que,
y no lo sabías madre,
espacio,
vida,
tiempo construyeses.




 

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