domingo, 17 de noviembre de 2019

ÍBICO ROJAS Y BLAS VALERA Por JOSE LUIS AYALA.


ÍBICO ROJAS Y BLAS VALERA

Por JOSE LUIS AYALA.



Blas Valera Pérez, cura mestizo nacido en Levando, Chachapoyas (03/02/1545-Cádiz 02/04/1597), ha sido fielmente rescatado debido al estupendo trabajo de Íbico Rojas. Jesuita carismático, poeta, cronista, lingüista y lector cultivado, logró dominar quechua, aymara, latín, además del griego y hebreo. En efecto, “Blas Valera. Primer cronista, poeta y lingüista peruano”, es un estudio ejemplar, maravilloso, destinado a reeducar la memoria social y revisar la histórica oficial debido a que rescata, a un personaje injustamente desterrado en el propio Perú. Íbico Rojas demuestra que Blas Valera además de humanista, fue el primer lingüista de América.

Cuando en 1532 se produjo el ataque y saqueo contra el sistema de administración incaica del Tawantisuyo, de parte de la monarquía española, Francisco Pizarro dirigió una incruenta acción militar de invasión, ocupación y depredación. Con el paso del tiempo, se produjo una profunda transformación resultando el Perú una sociedad escindida. Sin embargo, nacieron personas que resultaron ser hijos de españoles en mujeres peruanas. A este hecho se le ha llamado mestizaje. Es decir, a un conjunto de personas que tuvieron más poder y ventajas frente a quienes despectivamente llamaban indios.
Blas Valera fue jesuita mestizo. Para ubicarlo adecuadamente en el proceso histórico, Íbico Rojas dice: “En cuanto a nuestro estudio, lo iniciamos con el repaso de los hechos históricos importantes. La traumática caída del incanato, que tuvo su punto culminante con el asesinato de Atahualpa, en 1533, y la fundación de la Compañía de Jesús, un año después, cuyos primeros sacerdotes llegaron al Perú en 1568. Hechos que inexorablemente se entretejieron en la vida de muchos mestizos, hijos de madres indígenas y padres conquistadores –como Blas Valera–, a los que les tocó vivir un mundo bicultural sesgado, escindido”. 1

Cuando se produjo la expulsión de los jesuitas del Perú por orden del rey Carlos III, acusados de alentar motines populares como el de Equilache, Blas Valera había escrito gran parte de su obra y tenía la esperanza de publicarla. Es por esa razón que Íbico Rojas escribe: “Es posible que el padre Blas Valera hubiese tenido muy avanzada la escritura de sus crónicas incaicas por 1586, lo cual habría permitido al padre Acosta, antes de emprender su retorno a Europa, conocer buena parte del contenido de su obra, que el célebre mestizo concluirá en los últimos años de su permanencia en Lima. Como es sabido, gracias a la influyente opinión favorable de Acosta, Aquaviva ordenó su expatriación a España y Valera salió de Lima con destino a Quito el 11 de diciembre de 1592, acompañado por el padre Diego Torres Bollo, sin saber que el propósito general había reiterado al provincial de Andalucía el mandato de ‘encerrarlo’ hasta nueva orden”. (Pág. 153)

Debido a su inteligencia y por ser mestizo, Blas Valera suscitó una gran envidia de parte del cura Juan Sebastián de la Parra. Pero además del padre general Claudio Acquaviva, pero no pudieron probar nada en relación a un presunto “delito”, cometido por Valera. El cura Andrés López, procurador de la provincia en Madrid y Roma, se sumó para dañarlo. Sin embargo, por la documentación existente se puede afirmar que no había por qué sancionarlo. Pero en 1583 Acquaviva ordenó arbitrariamente la separación de la Orden de Blas Valera, tal parece que no se llegó a la expulsión debido a que no había razones ni documentos probatorios.

Pero a principios de 1591, Blas Valera recibió la orden destierro con carcelería en Andalucía. Permaneció preso durante seis años (1587-1593), habiendo sido duramente castigado. Sin embargo, hay suficiente documentación para afirmar que esta aseveración carece de veracidad histórica. Sea como haya sido, el caso es que en ese tiempo el Santo Oficio encarcelaba a perpetuidad y quemaba a herejes y en 1582, los jesuitas obtuvieron la autorización de castigar a sus miembros en forma particular.

“En realidad, –escribe Íbico Rojas–, Blas Valera fue un cronista peruano comprometido con la cultura de sus ancestros maternales, con la defensa de la condición humana de los vencidos. Fue un sacerdote paradigmático, poeta elegante y lingüista adelantado. Sus actitudes y trabajos de historia, literatura y lingüística lo muestran como el primer humanista peruano, como el peruano más brillante del siglo XVI”. 2

Blas Valera fue injustamente acusado “de pecados imperdonables”, por lo que perdió gran parte de su obra, fue desterrado hasta que murió en Cádiz. Sin embargo, el trabajo de Íbico Rojas lo reivindica como uno de los peruanos más ilustres en el curso cíclico de las eras andina.

1.- Íbico Rojas. Blas Valera. Primer cronista, poeta y lingüista peruano. Pág. 20. Polimesia. Lima, 2018.
2.- Íbico Rojas. Blas Valera. Primer cronista, poeta y lingüista peruano. Pág. 328. Polimesia. Lima, 2018.

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