miércoles, 6 de septiembre de 2017

IVÁN RODRÍGUEZ CHÁVEZ: POESÍA DE CIRCUNSTANCIAS. Por WINSTON ORRILLO.

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“Deleite de mis ojos cuando leo/Disfrute de mi alma cuando escribo/ Emoción de emoción cuando te escucho/ Regalo, maravilla si me hablas:/ tu valor crece más ante el silencio.”
                                                         La Palabra
                                                        IRCH
                                             
Un nuevo libro de poemas de Iván Rodríguez Chávez, connotado ensayista y teórico de la Educación y la Literatura, siempre será una motivo de jolgorio, máxime cuando se trata de una obra, Jardín de cosas y de Circunstancias, recientemente aparecida, con el tiempo sustraído al trabajo del Rectorado de la querida Universidad Ricardo Palma, y a su constante pensar en los problemas del devenir educativo nacional.

El volumen nos devela, y nos introduce en un mundo hecho de cotidianeidad, donde los objetos cobran vida y a los que se trata con el debido humor –original, que nos acerca más a la existencia misma.

Así, textos a la cama, al hotel, al despertador, al libro, al tiempo, al avión y a la música, nos llevan, de la mano del alma, a un mundo original y no menos sutil que el poeta-catedrático nos entrega como en

 “Al tiempo: “Bien preciado, mercancía y capital escaso.// Como el viento todo llevas a tu paso/ y el pasado es el rincón al que no vuelves.//Hoy que el segundo es más grande que la hora/ quiero que el año crezca en lunas llenas// No obstante tu valor incalculable/ no hay alcancía capaz de capturarte/ en ahorro que aumente/ hasta tener el tiempo que me falta.

O el muy bello, A la música: Poesía del sonido/ Entonación de la palabra/ Arcoiris del pentagrama,/ Ingeniería del ritmo y la cadencia/ Arquitectura de la melodía./ Armonización de bajos sin sortear los altos./ Voces e instrumentos en celestial concierto/ Lenguaje del oído que hace vibrar los claroscuros del alma.”

O con su resabio de filosofía este

A la memoria: No tienes forma pero das cuerpo a mi pasado/ Tuyo es el dedo que señala hacia el futuro./ Madre de la experiencia y lo vivido/ Ceniza y combustión que traza el tiempo en círculos/ Madre de lo que sé , conozco y reconozco./ Garantía segura de seguir siendo yo mismo.”
Graduado de Doctor en Educación y asimismo abogado, Iván es un hombre múltiple y, por ello, es bueno leer este texto suyo sobre los famosos y maltratados códigos.

 “Al código: “Deber ser de la conducta humana/ Reglas de hacer y no hacer en relación a otros.// Medida de los castigos y las penas.//Tratado del ideal/ Visión de las grandezas de espalda a las miserias/ Caminos del bien al paso de la vida/ Ley para todos que solo algunos cumplen.”
¡El último verso es clave, por cierto!

Párrafo aparte merece no solo la pulquérrima edición, sino su belleza, su diagramación, sus ilustraciones (vemos, por allí, la colaboración, del gran Víctor Escalante) y el retrato de la solapa del no menos notable Bruno Portuguez: todos se han aunado para ofrecernos una verdadera presea.


A partir de 1999, y como sorpresa del poeta Manuel Pantigoso, quien sin consultarle, le publicara Melodía de la nostalgia, Iván se animó a recoger su obra poética desperdigada, y la nueva que se ha ido editando en Amortropía (2055), Vidamar (2009) y Cardiomiel (2013), amén de su incursión en la historia como tema poético, lo que se transparenta en Cusco, sinfonía pétrea en seis canciones y una melodía (2005)

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