“Deleite de mis ojos cuando
leo/Disfrute de mi alma cuando escribo/ Emoción de emoción cuando te escucho/
Regalo, maravilla si me hablas:/ tu valor crece más ante el silencio.”
La
Palabra
IRCH
Un nuevo
libro de poemas de Iván Rodríguez Chávez, connotado ensayista y teórico de la
Educación y la Literatura, siempre será una motivo de jolgorio, máxime cuando
se trata de una obra, Jardín de cosas y
de Circunstancias, recientemente aparecida, con el tiempo sustraído al
trabajo del Rectorado de la querida Universidad Ricardo Palma, y a su constante
pensar en los problemas del devenir educativo nacional.
El volumen
nos devela, y nos introduce en un mundo hecho de cotidianeidad, donde los
objetos cobran vida y a los que se trata con el debido humor –original, que nos
acerca más a la existencia misma.
Así, textos
a la cama, al hotel, al despertador, al libro, al tiempo, al avión y a la
música, nos llevan, de la mano del alma, a un mundo original y no menos sutil
que el poeta-catedrático nos entrega como en
“Al tiempo:
“Bien preciado, mercancía y capital escaso.// Como el viento todo llevas a tu
paso/ y el pasado es el rincón al que no vuelves.//Hoy que el segundo es más
grande que la hora/ quiero que el año crezca en lunas llenas// No obstante tu
valor incalculable/ no hay alcancía capaz de capturarte/ en ahorro que aumente/
hasta tener el tiempo que me falta.”
O el muy
bello, “A la música: Poesía del sonido/ Entonación de la
palabra/ Arcoiris del pentagrama,/ Ingeniería del ritmo y la cadencia/
Arquitectura de la melodía./ Armonización de bajos sin sortear los altos./
Voces e instrumentos en celestial concierto/ Lenguaje del oído que hace vibrar
los claroscuros del alma.”
O con su
resabio de filosofía este
“A la memoria: No
tienes forma pero das cuerpo a mi pasado/ Tuyo es el dedo que señala hacia el
futuro./ Madre de la experiencia y lo vivido/ Ceniza y combustión que traza el
tiempo en círculos/ Madre de lo que sé , conozco y reconozco./ Garantía segura
de seguir siendo yo mismo.”
Graduado de
Doctor en Educación y asimismo abogado, Iván es un hombre múltiple y, por ello,
es bueno leer este texto suyo sobre los famosos y maltratados códigos.
“Al código: “Deber ser
de la conducta humana/ Reglas de hacer y no hacer en relación a otros.// Medida
de los castigos y las penas.//Tratado del ideal/ Visión de las grandezas de
espalda a las miserias/ Caminos del bien al paso de la vida/ Ley para todos que
solo algunos cumplen.”
¡El último
verso es clave, por cierto!
Párrafo
aparte merece no solo la pulquérrima edición, sino su belleza, su diagramación,
sus ilustraciones (vemos, por allí, la colaboración, del gran Víctor Escalante)
y el retrato de la solapa del no menos notable Bruno Portuguez: todos se han
aunado para ofrecernos una verdadera presea.
A partir de
1999, y como sorpresa del poeta Manuel Pantigoso, quien sin consultarle, le
publicara Melodía de la nostalgia,
Iván se animó a recoger su obra poética desperdigada, y la nueva que se ha ido
editando en Amortropía (2055), Vidamar (2009) y Cardiomiel (2013), amén de su incursión en la historia como tema
poético, lo que se transparenta en Cusco,
sinfonía pétrea en seis canciones y una melodía (2005)
INTERESANTE
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