domingo, 18 de septiembre de 2022

POESÍA PERUANA SIGLO XX: DE LOS AÑOS 60 A NUESTROS DÍAS. Por RICARDO GONZÁLEZ VIGIL.

 


POESÍA PERUANA SIGLO XX: DE LOS AÑOS 60 A NUESTROS DÍAS. 

Por RICARDO GONZÁLEZ VIGIL.


Teniendo como punto de partida la muestra generacional Los nuevos (1967) de Leonidas Cevallos, se ha generalizado el reconocimiento del importante rol innovador llevado a cabo por la Generación del 60 dentro de la poesía peruana . De un lado, la cancelación de la pretendida oposición entre "poesía pura" y "poesía social" o "comprometida"; y, de otro lado, la asimilación plena de los recursos y designios creadores (en su mayoría de matriz vanguardista, siendo su eje el Imagismo de Pound y Eliot) de la poesía de habla inglesa: el anhelo de un "poema total" que no sea sólo lírico, sino que integre lo lírico a lo épico y aun a lo dramático (fusión conseguida, otrora, por los poemas homéricos y por Dante), lo cual conlleva el empleo de coloquialismos y recursos narrativas; también, la integración de diversos niveles de lengua y perspectivas (característica cubista extremada por el Imagismo de Pound), la actitud reflexiva-desmitificadora-irónica (ahí se suma la lección del alemán Brecht), las referencias culturales en diversos idiomas, etc.

       Dicha asimilación de la poesía inglesa contemporánea cuajó entre  1964 y 1968 con Comentarios reales (1964) y Canto ceremonial contra un oso hormiguero (1968) de Antonio Cisneros, y con Consejero del lobo (1965) de Rodolfo Hinostroza, a los que cabe añadir textos diversos de Luis Hernández (éste toma libérrimamente variadas fuentes de la "modernidad", no sólo las de lengua inglesa), Mirko Lauer y Julio Ortega. Antes de esos años, la poesía peruana privilegió las enseñanzas de la "modernidad" en lengua francesa y, en no pocos casos, en lengua española (sobre todo, la Generación del 27 y los logros de Rubén Darío, Vicente Huidobro y Pablo Neruda). Enseñanzas todavía dominantes en el lapso 1960-1964: Heraud, Calvo, Corcuera, Naranjo, Razzetto, Camero Roqué y los primeros poemarios de Cisneros y Hemández. Resulta claro que las enseñanzas francesas e hispánicas (a veces complementadas con contribuciones italianas y alemanas, cuando no orientales) persistieron en varios poetas de la Generación del 60: Calvo, Corcuera, Naranjo, Camero Roqué, Ojeda, Orrillo, Martos, Ricardo Silva-Santisteban, Hildebrando Pérez (en él prima la savia andina), Aguilar, Gómez, Pantigoso y Morote.

        Esto conviene consignarlo para no reducir los 60 a una de sus vertientes creadoras, aunque ésta sea la más innovadora, la de mayor resonancia en las generaciones siguientes, la del "británico modo" de Cisneros-Hinostroza-Hernández, trío crucial. Además, cualquiera sea la valoración que hagamos de dicha línea innovadora e influyente, no debemos olvidar que no reemplaza a los fundadores de nuestra poesía en el ámbito modernista-postmodernista y vanguardista-postvanguardista, sino que se agrega a ellos. Y, por cierto, las huellas de Eguren, Vallejo, Adán, Oquendo de Amat, Moro o Westphalen pueden rastrearse, según el caso, en Cisneros-Hinostroza-Hemández-Lauer-Ortega.

        En lo tocante a la Generación del 70, su importante contribución a la poesía peruana no ha logrado un reconocimiento crítico tan consensual como el conseguido por la Generación del 60. Las declaraciones parricidas tan irreverentes de los grupos y revistas de la Generación del 70, especialmente las del Movimiento Hora Zero, han cosechado la animosidad de los creadores y críticos de las generaciones del 50 y del 60; de otro lado, a causa de una actitud de apartamiento semejante a la de los postvanguardistas frente a la aventura vanguardista, muchos poetas surgidos a partir de 1975 han juzgado con severidad las pretensiones del 70, prefiriendo los hallazgos más seguros, menos ambiciosos, de los poetas del 50 y del 60. Sea como fuere, resulta patente la influencia de la Generación del 70, y en particular de Hora Zero (movimiento que, luego de su primera y principal etapa, la de 1970-1973, ha tenido una presencia renaciente y ubicua, con nuevos manifiestos en 1977 y en los años 80) en agrupaciones posteriores, como el Movimiento Kloaka (formado en 1982) y los grupos Neón y Noble Katerba (ambos de inicios de los años 90), así como en los poemarios de Jaime Urco, Enrique Sánchez Hernani, Carlos Reyes Ramírez, Ana Varela Tafur, Marita Troiano, Eduardo Rada, José Beltrán Peña y Montserrat Álvarez.

            Ya es hora de evaluar sin apasionamientos los aportes poéticos de la Generación del 70. Un indicio de su relieve es que cuenta con mayor número de antologías que cualquier otra generación de poetas peruanos. Albergó revistas, grupos, manifiestos y declaraciones colectivas en una medida nunca registrada en nuestras letras, al punto que su irrupción adquirió un aire de "nuevo vanguardismo" o "neovanguardismo": "Gleba" (1965-1968), "Estación Reunida" (1966-1968), "Nueva Humanidad" (1969), "Cirle" (1969-1971), "Hora Zero" (de 1970 en adelante, con gran poder de convocatoria en diversas ciudades del país y con ramificaciones internacionales, se yergue como el movimiento poético más importante que haya tenido la literatura peruana) , "poetas mágicos" (alrededor de 1970), etc., Pero también pertenecen a la Generación del 70 voces insulares o marginales, al margen de las agrupaciones: Abelardo Sánchez León, José Watanabe, Patrick Rosas, Rosina Valcárcel, etc.
La línea dominante, simbolizada por Hora Zero y Estación Reunida, puesta de relieve por las primeras muestras antológicas de esta generación, las de Manuel Velásquez Rojas y José Miguel Oviedo (Estos 13, 1973, tuvo una repercusión considerable en nuestro medio), se sitúa dentro de la asimilación de la poesía contemporánea de lengua inglesa lograda por la Generación del 60, pero con importantes rasgos diferenciales, llena de conexiones con la poesía de Arguedas de los años 60, los beatnik norteamericanos, Emesto Cardenal, el neorrealismo narrativo y la nueva narrativa" del boom hispanoamericano, más que con las sendas abiertas por el trío Cisneros-Hinostroza-Hemández: la acentuación del ideal de un "poema total" (lírico-épico-narrativo, con mucho de testimonio o de crónica), siendo su exponente mayor la propuesta horazerista del "poema integral"; la óptica popular, atenta a la "versión de los vencidos" (raíces prehispánicas) y a los padecimientos de "los desgraciados" (para usar el título de un poema de Vallejo, autor de enorme gravitación en la Generación del 70, sobre todo Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz), lo que conlleva un coloquialismo de una complejidad cultural (migraciones, fusión de "todas las sangres", español quechuizado, etc.) diversa de la replana adolescente, propia de los barrios burgueses, de algunos poetas de los 60; en general, un querer escribir desde la realidad peruana, con un vitalismo y un exteriorismo creador alejado del cultismo, el cosmopolitismo y el horror al sentimentalismo de los poetas al "británico modo" de los 60.
Conviene destacar que esa línea confinante se plasma en lenguajes poéticos con marcas personales, muy diversos entre sí, y no en un estilo uniforme. Repárese en los estilos tan diferentes de Pimentel, Ramírez Ruiz, Morales, Sánchez León, Verástegui, Nájar, Mora, Rosas Ribeyro, Carmen Ollé, Cerna, La Hoz, Ricardo Oré, Marcial Molina, Cesáreo Martínez, Sánchez Lihón, José Luis Ayala, Ricardo Falla y Samuel Cárdich.

           Además de esa línea central, puede detectarse en varios poetas de la Generación del 70 el legado simbolista-vanguardista con paradigmas en la poesía francesa y, en menor medida, iberoamericana, unido a una amplia familiaridad con los clásicos de Occidente y Oriente: Armando Rojas, Watanabe, Toro Montalvo, Zúñiga Segura, Aramayo, Rosina Valcárcel, Sonia Luz Carrillo, Elvira Roca Rey, Ana María García, Otilia Navarrete, etc.

       Cabe llamar la atención sobre la trascendencia de las voces femeninas de la Generación del 70. La notable floración de la poesía escrita por mujeres en los años 80 y 90, sin desconocer resonancias de las voces mayores (sobre todo, Blanca Varela), ha tenido como ejemplos desencadenantes a dos poetas de la Generación del 70: María Emilia Cornejo y, en particular, Carmen Ollé (su libro clave, Noches de adrenalina, 198 1, estaba vinculado a la aventura horazerista). Junto con ellas, y con Rosina Valcárcel y Sonia Luz Carrillo, que publicaron en los años de despegue de la generación, tenemos la valiosa obra poética de autoras tardíamente dadas a conocer: Ana María García, Elvira Roca Rey, Otilia Navarrette y Luz María Sarria.

        Volviendo a las diferencias entre las generaciones poéticas del 60 y del 70, nos recuerdan la continuidad y ruptura que hay entre el inicio de la "modemidad" poética entre nosotros, con los poetas modernistas y postmodernistas, tendientes al cultismo, el refinamiento, el cosmopolitismo y la valoración de la orfebrería artística (su equivalente: la Generación del 60), y la exacerbación de la "modemidad", con los poetas vanguardistas, amigos de grupos y manifiestos, en gran parte de procedencia provinciana, atentos a la problemática de nuestras raíces indígenas y tensiones histórico-culturales (su equivalente: la Generación del 70).

          Y así como el ultraísta español Guillermo de Torre ha descrito el paso de la "aventura" vanguardista a la "vuelta al orden" postvanguardista , aquí podemos observar que la "aventura" de la Generación del 70 se vio seguida de una especie de "vuelta al orden", con los poetas de mediados de los años 70. La lección neovanguardista del 70 no desaparece, como tampoco sucumbió la resonancia vanguardista en 1930-1950; pero, sin duda, pasa a segundo plano o, en todo caso, se atempera, con los poetas del lapso 1975-1990.

          Se ha hablado de generaciones poéticas del 75, 80 y 90, apoyándose en publicaciones y grupos de esos años, y en el contexto histórico: segunda fase del gobierno militar, 1975; nueva etapa de elecciones democráticas e inicio de la "guerra sucia" entre Sendero Luminoso o el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y las fuerzas del orden, 1980; y gobierno de Fujimori, 1990, aunque aquí sobresalga el simbolismo mayor de 1992, por la disolución fujimorista del Parlamento, la captura de Abimael Guzmán y gran parte de la cúpula senderista, más las conmemoraciones del Quinto Centenario del viaje de Colón. A nuestro juicio, cabe distinguir dos momentos: el lapso 1975-1989 (cumple con los quince años del método generacional de Ortega y Gasset) y los años 90, separados por la enorme fractura ideológica desencadenada por la caída del orbe soviético y el desprestigio de los socialismos "realmente existentes", así como la recepción prestada a conceptos tan discutibles como los de "Postmodemidad", "Generación X", "Globalización" y las proyecciones al "tercer milenio".

                Todavía se ha estudiado poco la creación poética posterior a la Generación del 70, de tal modo que resulta prematura una diferenciación rigurosa del 75/80 y del 90. Lo que sí puede constatarse es la abundancia de nombres dignos de consideración, así como sus vínculos con las diversas líneas de nuestra tradición poética: Eguren, Vallejo, Adán, Oquendo de Amat, Moro, Westphalen, Eielson, Blanca Varela, etc. La alta calidad y riqueza de recursos expresivos, unidas a un designio creador ambicioso y exigente (poemas extensos o libros sumamente orgánicos), de los poetas más jóvenes de esta antología, Lizardo Cruzado, José Carlos Yrigoyen y Alberto Valdivia Baselli, prueba contundentemente la vitalidad actual de nuestra poesía, siempre entre las más notables de las letras iberoamericanas.



 (Tomado de 
Poesía Peruana Siglo XX : De los años ´60 a nuestros días / Selección, prólogo y notas de Ricardo González Vigil. Lima : Ediciones COPE, 1999. p. 25-30.

 

MUJER CICLON. Por WINSTON ORRILLO.




MUJER CICLÓN


Amo a

Una mujer

  Parecida

    A un ciclón.

 

 

Me trajo

  Hasta la vida.

    Me empapa

     Con  su vida.

       Me arranca

         Del insomnio

           Y me engrilla

              En el día

                Allende mis

                Noctívagos

                  Arabescos

                    Autistas.

 

Esta mujer

   De fuego

     Se empapa

       Cuando le hablo

          Y mana de

            Sus fuentes

              Maná

                Para mis gárgolas.

¡Y ella lo sabe todo1

Es nena

  Y es antigua

    Guirnalda

       De mis vidas

         Que hogaño

           Condecora.

 

Me iza

  Hasta su altura.

    Me desata

     Los versos

       Y arranca

         Los colgajos

           De las escoriaciones.

 

Es mi destilería

  Mi hamaca

   Y el badajo

      Con que invoco

        A la vida.

 

Aullé al reconocerla

  O es ella la que supo

     -detrás de los ropajes

       de tantos siglos yertos-

         desatar mis canciones.

 

 

Yo aquí honro

 A aquella lumbre

  Con que escalo

    Hasta el cielo

      Que está

        En el crisantemo

          Que tiene

            Entre las piernas.

 



jueves, 8 de septiembre de 2022

PREMIO HORTENCIA 2022. SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS – PERÚ.

 



PREMIO HORTENCIA 2022
SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS – PERÚ
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    El pasado, 1 de agosto del 2021, acordó la SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS - PERÚ, instaurar en el Perú y para el mundo, el 9 de setiembre, el DÍA DE LA MADRE DEL ESCRITOR PERUANO, la cual, se dio a conocer públicamente, a través de las redes sociales y de las plataformas de la SOCIEDAD; y hoy, 9 de setiembre, -del presente año-, damos a conocer el Homenaje: PREMIO HORTENCIA, a cuatro madres peruanas, que hemos tenido el honor de conocer y el poder valorar todo el amor que les ha y le siguen brindando a sus hijas escritoras, en una edad madura, con sus consejos, ayudas y ejemplos.
 
 

 
    En esta oportunidad, a las premiadas las hemos elegido: José Beltrán Peña Presidente de la SOCIEDAD, Fanny jem Wong, Directora de Imagen de la Sociedad; y Juan Ataucuri García, Director de Investigaciones de la SOCIEDAD porque hemos querido dar una alegría, un reconocimiento, una valoración humanísima a cuatro estupendas madres de prestigiosas colegas de la palabra en libertad que siempre han estado muy cercanos a la SOCIEDAD en sus diversas y múltiples actividades, pero además, también porque no podemos ser indiferentes a la realidad que vivimos, fundamentalmente por el maldito COVID 19 que nos acecha y afrontamos una guerra invisible, y por lo tanto, no se sabe que sucederá mañana. Pero queremos expresar muy sinceramente, que en los nombre de ellas, están todas las madres de cada uno de los escritores vivos del Perú.
 
    El próximo año, si Dios quiere, serán otras benditas madres de cualquier suelo hermoso de nuestro país y de escritores de los distintos géneros literarios, que obtendrán el PREMIO HORTENCIA.
 
 

 
Las siguientes son las madres PREMIO HORTENCIA 2022:
 
CLEOFÉ VARGAS ESPINOZA Vda. de CÁCERES, madre de la destacada poeta, narradora, traductora, profesora, GLORIA CÁCERES:. 
 




 
MARIETA MACEDONIA MENDOZA PRADO , madre de la destacada poeta, profesora, promtora literaria, MILUZKA VERA MENDOZA.

 



 
LAURA HUAMANÍ MORALES de CONDORI, madre recientemente fallecida de la poeta y educadora, JACKELINE CONDORI MORALES.
 

 

 
 
ANA LOSTAUNAU PINEDA, madre de la poeta, educadora, y Presidente de la Sociedad Litreraria Amantes del País - filial Cañete, CLAUDIA FLORES LOSTAUNAU.
 



 
 
    Cumpliendo con todo lo manifestado en el documento de la instauración del PREMIO HORTENCIA, en nombre de todos los miembros de la SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS - PERÚ, felicitamos a Gloria Cáceres, Miluzka Vera Mendoza, Claudia Flores Lostaunau y a Jackeline Condori Huamani, por tener y haber tenido (en el caso de Jackeline), maravillosas madres, nobles y valientes de altos valores morales, sociales y humanos; y, deben de sentirse orgullosas y contentas hasta el final de sus propias vidas. ¡Felicitaciones!.
                                                
    Agradecemos a todos los miembros de la SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS - PERÚ, por haber comprendido y apoyado la instauración total del DIA DE LA MADRE DEL ESCRITOR PERUANO y del PREMIO HORTENCIA, en Homenaje a mi madre HORTENCIA PEÑA DE BELTRAN. Que Dios nos bendiga siempre.

    A todos los colegas de la palabra tanto del país como del extranjero que tuvieron a bien atender, difundir, valorar y felicitar la instauración del Día de la Madre del escritor peruano, solamente les decimos: Gracias.
 
Lima, 9 de setiembre de 2022.
 
JOSÉ BELTRÁN PEÑA.
Presidente-Fundador
Sociedad Literaria Amantes del País – Perú.
 
FANNY JEM WONG
Directora de Imagen
Sociedad Literaria Amantes del País-Perú.
 
JUAN ATAUCURI GARCIA
Director de Investigaciones
Sociedad Literaria Amantes del País - Perú.
 
 

 

viernes, 2 de septiembre de 2022

MEDALLA DE ORO. Por JORGE DIAZ HERRERA.

 


MEDALLA DE ORO
Por JORGE DIAZ HEERRERA.

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José Milos fugó de su casa a los diez años y sus padres dieron con él tres años después, de mandadero en una familia piadosa que lo halló durmiendo a la intemperie y vestido de andrajos. Lo habrían criado como hijo de no ser por Remi, el sobrino larguirucho y malhumorado, que desde el primer día de la llegada del muchachito, a quien llamó despectivo el recogido y se propuso ofenderlo: Yo no me siento a la mesa con ese, protestó con una mueca de asco, alejando de sí los platos de comida que tenía ante él. Los tíos, para evitar disgustos, le pidieron a Milos que fuera a comer a la cocina, que se convirtió en su lugar. Las mortificaciones pusieron muchas veces a Milos a punto de huir de ese tormento, mas las huellas de su fuga anterior refrenaban sus ímpetus. Felizmente, los papás dieron con él y se lo llevaron. Aprendió múltiples oficios con los cuales se ganó la vida y pudo estudiar en la Escuela de Bellas Artes. La medalla de oro y la beca para perfeccionarse en Italia lo animaron a embarcarse en un vapor y tras casi un mes de mar ancló en Génova. Milos, marcado por su azarosa existencia había endurecido su carácter y convertido su timidez en una audacia capaz de romper cualquier barrera. Dio con un viejo acaudalado a quien conquistó con la singularidad de las formas y colores de sus pinturas y, gracias a él, creció su prestigio y logró ser incluido en nóminas de pintores importantes. Cuando Milos cumplió sesenta años y su mecenas hacía tiempo había partido al otro mundo, retornó a su país y no hubo crítica más implacable contra él que la de los pintores de su entorno: -Disparates que no me llegaban ni a los talones, decía José Milos. Su notoriedad le creó antipatías. Enfermó, los médicos presintieron lo peor. Agónico, observó el cuadro que pidió le acercaran y despotricó de él de modo feroz. Para que muera tranquilo, no le dijeron: es un cuadro tuyo.