Filósofo y Escritor, Ricardo Paredes Vassallo.
Filósofo y Escritor, José E. Chocce.
RICARDO PAREDES VASSALLO (1952).
(1). Es considerado el filósofo más importante de América Latina y de la lengua
hispana de todos los tiempos por estudiantes, académicos y críticos, de
distintas universidades del mundo. Su pensamiento, explícito brillantemente en
su libro “La Plaga Humana”, enumera las causas de la hecatombe de la
civilización, analizando la miope contribución de la filosofía y de las
ciencias (a manos de los “inteligentes y muy laboriosos hombres”) que
lentamente y de forma indetenible, destruye las condiciones naturales para la
existencia de todos los seres vivos.
En otra dimensión y faceta de su
amplia labor de prolífico pensador, su teoría del Poder de los CHOLOS, escrita
para resolver la problemática histórica y política de la mayoría de peruanos,
parece haber movilizado a los líderes y pueblos de algunos países de América
del Sur a una conciencia nacional insospechada desde la colonia, toda vez que
desde hace 20 años, la Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, prosiguen
indirectamente sus planteamientos aplicándolos como ideologías de sus naciones
para fomentar el poder de sus estados locales como continentales.
La filosofía de este gran
pensador, que desde hace 35 años es ciudadano del mundo entero, además de
contar con la virtud de su potente fuerza y originalidad, ha sido capaz de
separar al ayer del hoy en el quehacer filosófico mundial, al instaurar
como más firmes y convenientes para la subsistencia de la VIDA en la Tierra, el
pensar y el obrar simples; teniendo en cuenta más a la importancia de la
naturaleza animal del hombre que a la superflua y perjudicial producción de su
racionalidad incontrolable, concreta de modo catastrófico, en su desarrollo
técnico y político: Enseñando con el ejemplo, a los parcos y estoicos
ciudadanos del futuro, a resarcirse en delante de lo superfluo y a trabajar
para detener en todos los frentes a la humanidad entera (convertida en una real
y verdadera PLAGA).
(1) Tomado de la pagina web http://cehuillari.wix.com/ricardovassallo. Contiene la siguiente nota: [1]
Investigación realizada por ex alumnos del Ph. D. Ricardo Paredes Vassallo, y
el Centro de Estudios Humanistas Illari, en el Perú y México. Fuentes escritas
y orales han sido usadas para el presente trabajo de investigación.
Para comenzar nos
puede dar algunos datos biográficos importantes:
Soy un CHOLO. Hijo de padres europeos y de madres INKAS también CHOLAS (soy
fruto de la violencia sexual de la colonización de nuestro imperio, como muchos
millones de ciudadanos en América). Mis ancestros delatan en varias formas el
enredo racial y, objetivamente, el enredo político y social patético en el Perú
y en las demás naciones del hemisferio sur de la Tierra, aun hoy. Mis datos
personales no importan mucho. Salvo que tengo una esposa holandesa y tres
hijos, a los que adoro.
Nací en Conchucos y conocí la electricidad, los vehículos y la TV a los
17 años. Estudié Sociología en San Marcos y Filosofía en varias universidades
del mundo. Trabajo y trabajé en varias universidades del mundo y aun hoy estoy
empleado en un Organismo Internacional que apoya a la Educación en África del
Este. Vivo en Ghana y estoy ocupado diariamente en pulir mi último libro: “Del
PODER HUMANO, principia philosofica”.
¿Qué nos puede decir
de su publicación “Los Cholos y el Poder” y su vaticinio que el cholo peruano
iba a tomar las riendas del gobierno en el Perú? Y ¿Por qué no se cumplió
aun en el 2016?:
Primero, agradezco infinitamente por esta entrevista al filósofo José Chocce,
amigo y discípulo mío. Su interés por la filosofía y por el desarrollo mental
humano es palpable en su naciente obra y en su labor académica ya extensa,
hecha pese a su corta edad y a sus escasos recursos económicos. Públicamente
expreso aquí mi admiración y estímulo a su importante labor.
Al grano:
“Los CHOLOS y el PODER” ha dejado de ser una teoría marginal, borroneada
sin mucha consistencia, en un libro pequeño y pensado como un instrumento de
agitación social (pues había que tumbarse a la dictadura de Fujimori,
amalgamando a las masas en torno a algo más concreto y verdadero que la
búsqueda abstracta de la “democracia” o de una utópica isostasia social a
través de la “lucha de clases”). Hoy, 17 años después, esta teoría ha develado
una necesidad histórica que sobrepasa lo político y trasunta hacia lo económico
y a la esencia de la organización social en el Perú. Este libro, pese a sus
limitaciones físicas (100 páginas), ya no contiene una teoría que supone cómo
debe ser el SER “peruano”, sino una que plantea rectamente que el SER del
peruano es el SER CHOLO, punto. Y la diferencia entre lo que yo planteo y
plantea Mariátegui es esta. No es más. Yo planteo que la esencia del SER PERUANO
es la de SER CHOLO. SER que es la síntesis racial y social, histórica y
cultural de los peruanos de hoy y de siempre. Porque Mariátegui, al analizar
“el problema del Indio” ni se da cuenta que el mismo es un CHOLO que piensa y
que debe atinar a dar una respuesta total desde su SER para solucionar todo el
enredo moral, social, político y económico de su patria. 60 años después, yo,
pero más preparado que nuestro querido Amauta, di en el clavo.
Indiscutiblemente.
Nunca he vaticinado nada. ¿Cómo podría hacerlo en mi librito “Los CHOLOS
y el PODER”? Cuando este mismo es el que contiene las claves para el
entendimiento de la esencia social, útiles para comprender los mecanismos
coloniales con los que el estado parásito (manejado por personas y fuerzas exógenas
a la esencia de nuestro pueblo) prosiguen “gobernando” a INKAS y CHOLOS. El
asunto más serio y esencial, entonces, que en mi libro planteo, no es fijar un
plazo para que estas fuerzas exógenas y parasitas sean anuladas, sino llevar a
todos hacia el entendimiento que en el Perú no se da una lucha de clases sino
que una raza parásita, remanente de la colonia, continua con las riendas del
estado desconociendo el derecho de INKAS y CHOLOS a autogobernarse.
Que los CHOLOS lleguen a organizar su poder totalizador, dado que esta es
una necesidad histórica, no hay duda posible. ¿Cuándo? No pasará una centuria.
Es eso lo que afirmo con ahínco. Porque ahora ya podemos ver que esta tendencia
se define como objetiva y clara en el horizonte político. Pues, si pasamos
revista, la mayoría de autoridades nacionales electas o nombradas ya no son
“blancos” o “pitucos”, cosa impensable hace tres décadas atrás; y aunque el
Presidente de la República (recién electo) este signado por este cuño antiguo,
debe decirse que será el último, porque no ha sido su propio empuje el que le
ha catapultado hasta este puesto máximo, sino la fuerza social de los CHOLOS
que han comprendido finalmente que la elección de un mal menor, es solo uno de
los pasos previos a su dominio completo.
El Apra y el clan de los Fujimori, mafias que camufladas como
organizaciones políticas, han quedado en el camino; estas no resucitarán, lo
aseguro.Y los partidos otros de izquierda y derecha, decrépitos y exiguos
todos, no tienen ámbito ni vida propia. Su espacio es estrecho y sus argumentos
cada día más necios y superfluos; porque el empuje social de los CHOLOS lo está
transformando todo. Esto se demuestra solo: por ejemplo en tiempos electorales:
los que están en la base de los partidos políticos de derecha o de izquierda
son los CHOLOS pobres porque son estos los que movilizan al país interiormente.
Y aunque esta movilización es aun desordenada, pronto asumirán que su evidente
fuerza necesita un comando y orden. ¿Y quién podría pararlos? No tengo ninguna duda
del Poder de los CHOLOS. Y aquellos que no entienden esto, no entienden nada.
¿Cree en el
intelectual comprometido o el escritor que sólo escribe por entretenimiento?:
No serviría para nada un
intelectual, si este no moviliza, por deber, la existencia de sus congéneres
algunos centímetros hacia lo bueno y necesario. Su misión es cuestionar lo malo
y educar en lo bueno. Luchar por la verdad y por lo útil aunque esta verdad y
utilidad no sean comprendidas por todo el mundo, inmediatamente. El
entretenimiento es necesario, pero no creo que el papel de un intelectual sea
el de “entretener”. Un intelectual no es un sujeto extraordinario, uno que se
exime y escapa de sus obligaciones sociales; por el contrario, este es un
sujeto afinado, educado y capacitado, pero un sujeto que ha entendido que debe
sudar paratraspasada a los demás, naturalmente, los frutos de su inteligencia.
¿Se considera parte
de la nueva generación de pensadores en el Perú?:
¿Qué duda cabe? Yo pienso el PERÚ. Si hay otros que también piensan el
PERÚ, seré uno más entre esos que no solo hacen y comen panes. Porque “pensar
el Perú”, obviamente no es pensar en su situación política coyuntural ni en su
puesto económico o educativo en el mundo, sino entrar con la mente en ese
ámbito moral donde el poder, la política y el pensamiento individual tienen su
origen, cuyas formas y esencia, son vaciados en cosas y en hechos buenos en sí
mismos o malos en sí mismos. He comprobado que muy, muy poco es digno de la
historia y de proseguir el rastro de nuestro glorioso pueblo. Pues, los
peruanos, por separado y en conjunto hemos logrado casi nada.
¿Los filósofos
seguimos pensando en las tesis de Platón “los filósofos deben gobernar o los
gobernantes deben ser filósofos? ¿Qué me puede decir?:
Uno. Un gobernante, por lógica y principios, tiene que surgir del seno
del pueblo al que gobierna. Este principio es condicional porque el gobernante
necesita conocer en esencia las potencialidades y deficiencias de su sociedad o
nación, para trabajar con ahínco y sin otro interés que su amor profundo, en
beneficio de su pueblo. Porque solo en sociedades conquistadas o colonizadas
gobiernan extraños a esas naciones y a esos pueblos. Es condicional, entonces,
que en el Perú el gobernante sea un CHOLO o un INKA. Punto.
Dos. Los filósofos no tienden al crimen ni a la injusticia, menos al
enriquecimiento o a la corrupción. Siendo obvio que la rectitud del filósofo
proviene de su inteligencia que le conduce a la frugalidad y, en consecuencia,
a un desinteresado y mayor entendimiento. Platón, por estas razones que definen
el comportamiento de hombres como estos, hipostáticamente sostuvo que los
llamados a gobernar bien eran los filósofos y no otros. Yo creo otro tanto; con
la salvedad que me permite afirmar que
un gobernante, obviamente, no requiere ser un filósofo académico, sino
uno que ama al pueblo como al conocimiento; uno capaz de diferenciar claramente
lo bueno de lo malo.
Tres. Gobernar es pensar y ejecutar lo que es necesario y bueno para
todos. Y, en este caso, entender es haber sopesado las necesidades prioritarias
de un pueblo considerando sus soluciones en relación a los recursos y
potencialidades sociales como individuales, hasta desarrollar la problemática
que traba lo bueno y excluye lo necesario. En otras palabras, gobernar es
pensar la problemática humana y actuar sobre ella de modo inteligente, que, sin
ambages, es el modo más poderoso con el que cuenta la raza humana.
Usted que pertenece a
HORA ZERO, ¿qué opinión le merece la literatura mundial, específicamente, la
latinoamericana?¿HORA ZERO tiene vigencia: sí, o no?:
Hora Zero es una organización internacional de poetas, pintores,
cineastas, teatreros, músicos y hasta bailarines, pero con muy poco espacio
para los filósofos. Yo tuve que labrarme un camino propio pero fuera del grupo.
Ingresé en esta muy importante organización de intelectuales en el año 1975, en
la llamada “segunda fase”. Ingresé como poeta, porque entonces no había
garrapateado ni una sola línea de mis obras ahora publicadas. Publiqué si, en
ese tiempo, algunos poemas sueltos aparte de adaptar el cuento de García
Márquez, “Cándida Eréndira” para que la Escuela de Arte Dramático de la
Universidad Católica, lo pusiera en
escena (no se quien tiene ese libreto, yo perdí esa copia).
De niño leí mucho en libros; hoy
viejo, leo muy selectivamente, pero no sólo en libros.Y no es necesario
reconocer que el leer (lo que fuese) nos entrena para hacer por nosotros mismos
la lectura del mundo; es decir: esa nos enseña a hurgar en la hibrida realidad
de acciones y pensamientos materializados ya, o no. Novelas no leo. Considero
que es una pérdida de tiempo leerlas después de los 12 años cuando la inocua
curiosidad termina.
Habiendo afirmado esto, no debo
emitir opinión alguna sobre la literatura mundial, porque esta solo será
negativa. Pues no necesito ser complacido por los escritores, sino sacudido,
despertado en medio de esta hecatombe.
¿Qué apreciación
tiene sobre el Nobel Mario Vargas Llosa?, ¿qué opinión le merece Gabriel García
Márquez?:
La fama y el dinero contaminaron a la literatura mundial, de forma
directa e innegable, desde los años 60. Entre nosotros, el boom de la literatura
latinoamericana generó una fiebre entre miles de escritores que se debatían a
muerte por la fama y por las pesetas. Es verdad que en ese tiempo brillaron por
su originalidad algunos (que ya están clasificados en las escalas de la crítica
como superiores o mejores que los otros), pero también es verdad que la
literatura de ese tiempo no ha producido junto a la mucha fama de los
escritores valores agregados visibles y concretos para las naciones. Colombia,
tras la publicación de “Cien Años de Soledad”, por ejemplo, seguía siendo un
Macondo criminal y podrido. Quiero decir, con esto, que esa literatura del
boom, que creímos había dado saltos gigantescos, no dejó de ser fantasía pura.
Esa literatura no arrastró consigo un sin número de cambios en las actividades
y en el pensamiento de la gente. No afirmo, empero, que esta no haya servido de
nada, pero si puedo afirmar que esta literatura no contenía la esencia social,
la misma que podríamos llamar “germen de nuevos pensamientos y de nuevos
tiempos” en la historia de América Latina. De Vargas Llosa no necesito hablar,
el habla por sí mismo. Su comportamiento social escandaloso, que el mismo
pretende que también sea político, nos esculpe a un ser vacuo y estéril que
persigue la riqueza y la fama más que a la verdad y necesidad. Su respaldo
incondicional a un imperio decrepito y sus intervenciones milagrosas en las
elecciones peruanas, le hacen creer a él y a otros que es un san dios, que él
tiene la virtud de cambiar el curso electoral con solo pronunciar su nombre.
Esta fantasía también es producto de su literatura; porque él, en el Perú o
para el Perú, no trabaja; como no trabaja para beneficiar a América Latina a la
cual cree que la defiende de las dictaduras de izquierda.
¿Sabemos que Ud., fue
un amigo íntimo de ese gran vate literario Roberto Bolaño, hablemos de esa
relación?:
Conocí a Roberto en Lima, precisamente en la ENAD (Escuela Nacional de
Teatro), allá por los años 1972-73 (porque Roberto Bolaño llega al Perú antes
del golpe de Pinochet y no tras la caída de Allende como se afirma). Él y yo
solíamos asistir a algunas lecturas de
los clásicos del Teatro Mundial, ofrecidas por Atahualpa del Chopo, ducho maestro argentino de la dramaturgia
teórica.
Pero “el chilenito crespo”, siempre misio y hambriento, desapareció;
hasta que pude encontrarle años después (en una revista que enviaron a Jorge
Pimentel), como cofundador, junto a Mario Santiago Papasquiaro, del movimiento
Infrarrealista Mexicano. Pero lo sorprendente fue su adherencia y afinidad
estético-teórica a lo suscrito en los manifiestos emitidos por el Movimiento Hora
Zero del Perú y de Paris, en el cual yo también formaba filas.
En Brughe, una ciudad medieval de Bélgica y 14 años idos, nos reunimos
tras sendas cartas y cálculos de tiempo y de recursos. Roberto vivía en España
y yo en Holanda, pero contábamos con un amigo común, el “Pato” Patricio,
mediochileno-medioperuano, expulsado a Holanda por Pinochet (este gran
amigo,“feo como una cuchara”, tenía un corazón del tamaño de una montaña y
murió unos dos años antes que Roberto, en Atacama, semanas después que hubo
dejado atrás el exilio). Este vibrante e irremplazable hombre convivía con una
negra cubana, a la que denominaba “su
querida preferencial”, en un apartamento sucio, pero enfrentado hacia un
panorama bellísimo, dominado por tres canales que convergían en una perfecta
“Y”. Recuerdo este detalle porque de Roberto recibí una carta en la que me
decía: “¿Cuándo nos juntamos en la “Y”, nuevamente?; escribiré a nuestro
incotejable Pato”.
Los tres, nunca más volvimos a reunirnos en Brughe. Yo viajé a Nicaragua
para vivir allá algunos años. Etc. Pero cartas fueron y cartas vinieron y por
una de ellas supe que Roberto quería irse a vivir en Paris, porque Barcelona y
su trabajo de esclavo no le gustaban; que su mujer era pesada “como la culpa” y
problemática, etc. Roberto era reservado, hasta introvertido digamos, e incapaz de ofender o de defenderse. Fumaba
mucho y era probo y sobrio; gozaba muy poco de la comida y mucho de las
conversaciones. Podías caminar con él y hablar y hablar de peces y mongoles.
Todo le interesaba, pero asumía conocer poco de todo. En cambio, no ocultaba su
erudición literaria. Adoraba a Horacio y detestaba a los españoles. Los odiaba
porque esos muy famosos escritores “no tenían calle” (le encantaba esta
expresión limeña). De memoria citaba odas enteras de Píndaro y de Góngora;
adoraba a Nicanor Parra y a Gonzalo Rojas.
Roberto sonreía al terminar una frase. Esa sonrisa, seguramente, es la que
mas extrañan sus hijas y amigos. Él era
un maniático del lenguaje y medía en sus expresiones a modos y tiempos y
siempre dibujaba con los dedos y con ceniza, algo alegórico e inaccesible,
sobre la mesa. A veces me incomodaba su actitud nerviosa e insegura. “Caminar
contigo, Ricardo, es como tener a la mano un telescopio mental que uno no sabe
manipular” (carta 25 de mayo 1989). “He escrito al Pato para que te cuide de ti
mismo. Bebes hasta emborracharte. Te necesitamos vivo mucho tiempo” (carta de
agosto 1995, por mi cumpleaños).
Dos o tres años después me escribió solo para comunicarme que su libro
estaba concluido. Que había trabajado día y noche para perfeccionarlo. Pero que
no se trataba de poesía sino de una novela suigeneris a la cual no había bautizado
con un nombre. “Soy malo en llamar a las cosas por su nombre. No soy uno de
esos que ponen nombre a sus libros antes de haberlos escrito”. Recuerdo que en
carta de vuelta solicité que me enviase una copia de su novela y, a cambio, yo
le enviaría mis Aforismos. Yo cumplí con la promesa pero Roberto no; apenas
recibí una carta escueta, donde se disculpaba por no tener recursos para hacer
la copia y pagar el correo. En esa carta, que daba cuenta, además, de su
pobreza y sobriedad, escribió: “El facsímil de tus “Aforismos”, enviados a mi
desde Uganda, no tienen par en nuestras Américas. ¿Qué lejos estamos todos de
tu increíble potencia mental? En Hora Zero y entre los Infras no existe uno
como tú. Pero necesitas corregirlos. Su gramática “brilla por su ausencia”
(carta de julio del 1998). Conservo aun su último número de teléfono, escrito
con su mano, en la tapa de mi diccionario Sopena, vigésima primera edición) que
él mismo me obsequió en Barcelona, a fines del 99. Ese año nos despedimos en la
estación de trenes con un abrazo (viajaba yo a Madrid para regresar a Kampala).
Tres años después murió este gran hombre, legándonos obras ejemplares que
servirán a todas nuestras generaciones.
¿Y sus cartas con
Bolaño… las publicará?:
En esta entrevista, al delatar parte del contexto de esas cartas, las
estoy publicando. Quien quiera ver los originales es bienvenido a mi casa en
Holanda (en una entrevista filmada que me hizo Pita Ochoa y José Peguero,
poetas y cineastas de los Infra mexicanos, amigos entrañables de Roberto y
míos, ofrecí donar algunas copias de mis cartas). Pepe Peguero está haciendo la
historia filmada de esta época gloriosa para América Latina. Y quiero apoyar
que la documentación de este gran intelectual quedé completa en la historia.
Usted cree en la
crítica, ¿qué opinión le merece los críticos ya sea en la literatura o en la
filosofía y en la intelectualidad?:
No creo en los críticos ni en el valor de la crítica. Prefiero el juicio
inapelable de la historia; es decir, el juicio y acción de los lectores
anónimos que decantan por su peso específico a la verdad, infaliblemente.
Porque los críticos son profesionales en inventar etapas y edades donde no las
hay, y se creen excelsos en artes o en conocimientos que no tienen. Pero siendo
piezas vitales en un mundo donde hay intereses e interesados su entusiasmo o
condenas los presentan como probos y no como falsos y traicioneros sujetos. En
general, sin embargo, se puede decir que los críticos son innecesarios; porque
no producen conocimientos y son meros parásitos sociales.
¿Sobre “la Plaga
Humana” por qué el hombre es un parásito racional, acaso no puede cambiar?:
Mi incomodidad racional es la que me llevó a escribir “La Plaga Humana”.
Pues, constaté que los filósofos y científicos de tres centurias, alentaban con
sus teorías y búsquedas a la voracidad humana; causa esta de la destrucción
objetiva y potencial de las condiciones naturales, insoslayables en la
existencia de todos los seres vivos en la Tierra. Constaté, entonces también,
que había que actuar sobre la impunidad de la
racionalidad humana; sobre ese maravilloso espectro teórico de la
inteligencia que emite nuestra civilización y que proporciona los conocimientos
y técnicos para que los esclavos asalariados, ignorantes y hambrientos, los
apliquen ciegamente, y sin medir
consecuencia funesta alguna, de estas acciones diarias y muy destructivas. Como
filósofo, y muy consciente de la presente hecatombe, tenía que pararme sobre
esa cima ilusoria del frenesí y desarrollo social humano para gritar: ¡Paren!
¡Basta!: ¡hasta aquí, y no más!
Mi pensamiento se está desplazando a un ritmo imprevisto. Me satisface
eso. Pero prosigo trabajando.
¿No es una visión
pesimista?:
¿Cómo puede ser una visión pesimista detener a la plaga humana? Por el
contrario. Yo quiero salvar a los seres vivos de la inminente catástrofe.
Quiero salvar a la Tierra de las garras de comerciantes y avaros y de la labor
infernal de millones de aplicados y obedientes esclavos.
Hay autores que
afirman que el mundo puede ser “salvado” por el liberalismo afirmativo,
desterrar el pensamiento conservador, otros que la fe será la salvadora, y
otros los más académicos que la Hermenéutica como método será lo renovador ¿Qué
nos puede decir?:
No me
interesan las formas y métodos que quieran aplicarse para contener a la
civilización humana destructiva. Me interesa únicamente que esta civilización
sea desmontada. El liberalismo económico no podrá hacerlo; los conservadores,
menos. Y en cuanto a la
hermenéutica, que para mí es un término
risible, no opino nada.
Miércoles 15 de junio
de 2016
FUENTE: Revista peruana de literatura, PALABRA EN LIBERTAD, N° 148.